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Recepción de la Fiesta Nacional 12-O

Canutazos encadenados

En pocos años se ha pasado de no hacer declaraciones políticas en presencia del Rey a ofrecer ruedas de prensa

El Gobierno, en pleno, cumplimenta a los Reyes en el Palacio Real Ángel de Antonio
Almudena Martínez-Fornés

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Lo de ayer no fue una recepción en el sentido tradicional. Al menos, una parte del comedor de gala del Palacio Real parecía un concurso de ruedas de prensa . Decenas de periodistas rodeaban a Pedro Sánchez en un rincón; otro grupo envolvía a Pablo Casado y, un tercero, a Albert Rivera, a la caza de sus opiniones sobre la filtración de la sentencia del «procés», la exhumación de Franco, las elecciones del 10-N o cualquier otro asunto de actualidad.

Hubo un tiempo -no hace tanto- en el que los políticos sabían que no se hacían declaraciones en presencia del Rey , pero la nueva hornada no se ha debido de leer el manual de la Monarquía parlamentaria. Tampoco los periodistas, que con boli y cuaderno o con el móvil, tomaban notas sin la discreción de los viejos tiempos.

Lo que empezó siendo una oportunidad de encuentro distendido entre todos los sectores de la sociedad española para celebrar el Día de la Fiesta Nacional, ayer se convirtió en una cacería de titulares entre canapés y copas.

Como si fuera un político más, también el Rey fue preguntado varias veces por la sentencia del «procés». Entre otros, se lo preguntó un periodista de la Agencia Catalana de Noticias, pero Don Felipe respondió sin contestar, con su habilidad habitual, mientras los grupos de periodistas iban cambiando de corrillo para encadenar canutazos con todo aquel que pudiera dar un titular, incluido el magistrado Manuel Marchena, que se vio obligado a dar una breve explicación tras la filtración del fallo.

Sin errores

Antes, los Reyes habían recibido en un largo besamanos a los alrededor de mil invitados que asistieron a la recepción. El saludo empezó con unos minutos de retraso, pero en esta ocasión Don Felipe y Doña Letizia prefirieron esperar a que todas las autoridades hubieran llegado desde el desfile militar de la Castellana al Palacio. De esta manera, se evitaban errores, como los que el año pasado protagonizaron Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, que se pusieron a saludar al lado de los Reyes en una imagen penosa que dio la vuelta al mundo. Esta vez, el presidente del Gobierno en funciones y su mujer saludaron y continuaron su camino sin la menor duda.

Les seguían las autoridades del Estado y el Gobierno en funciones, que asistió en pleno; los presidentes autonómicos (todos, menos Cataluña y País Vasco) y el cuerpo diplomático -incluidos el nuevo embajador británico, Hugh Elliot; el estadounidense, Richard Duke Buchan, y el embajador de Maduro, Mario Isea-. El líder de la oposición, Pablo Casado, acudió acompañado por su esposa, Isabel Torres, mientras que Albert Rivera fue solo. Santiago Abascal, que se estrenaba en la Fiesta Nacional, asistió con su mujer, Lidia Bedman, y muchos de sus compañeros de partido. Allí estaban Javier Ortega Smith, Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros. En otro momento del saludo, pasó su padre, el veterano Carlos Espinosa de los Monteros.

Llamativa fue la ausencia de reverencias , y muy penoso que las pocas que se hicieron estaban mal hechas, salvo dos o tres. Sí la hizo y muy bien María Zurita, prima del Rey.

También se estrenaron en la Fiesta Nacional la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde, José Luis Martínez-Almeida. No acudió a Palacio ninguno de los cuatro expresidentes del Gobierno, pero sí muchos de los que fueron sus ministros , como Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Pastor, María Dolores de Cospedal, Juan Ignacio Zoido, Cristóbal Montoro, Íñigo Méndez de Vigo, Josep Piqué, Alfonso Alonso, Juan Ignacio Wert, Esperanza Aguirre, Isabel García Tejerina, Miguel Arias Cañete, Elena Salgado, José Blanco y Ángel Gabilondo.

La empresa estaba representada por el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España, así como por los catalanes Josep Sánchez Llibre, presidente del Foment del Treball, y el empresario Enrique Lacalle.

También acudió el decano de la Diputación de la Grandeza, Enrique Fernández-Miranda; el duque de Alba, los ex jefes de la Casa del Rey, Fernando Almansa y Alberto Aza; el ex secretario general y actual embajador de España en Marruecos, Ricardo Díez-Hochleitner; la presidenta-editora de ABC, Catalina Luca de Tena, y el presidente de honor de Vocento, Santiago Ybarra, con su esposa, Mercedes Baptista. No faltaron el expresidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, con su esposa, Mihaela Mihalcia, ni las periodistas Ana Rosa y Susanna Grisso.

El deporte estuvo representado por Jorge Garbajosa, presidente de la Federación Española de Baloncesto, y las artes, por la bailarina Tamara Rojo y la soprano Ainhoa Arteta, que horas antes cantó «La muerte no es el final» en el desfile militar.

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