Bruselas investigará los 377 asesinatos de ETA que están aún sin esclarecer

Esta comisión de investigación , de la que aún no se conocen los nombres de los eurodiputados que la integrarán, ya se preparó para el año pasado por iniciativa de Ciudadanos y de su grupo en el Europarlamento Renew Europe, con el apoyo del PP y Vox, pero tuvo que posponerse por la pandemia. En 2017 la Eurocámara aceptó a trámite esta petición de investigación presentada por el abogado de Dignidad y Justicia, Miguel Ángel Rodríguez Arias.

La estimación que la asociación que dirige Daniel Portero de 377 crímenes aún sin esclarecer, engloba a los asesinatos en los que no ha habido un juicio o una sentencia firme que determinara la autoría material del crimen. Además, en este estudio se incluyen atentados como el de Luis Carrero Blanco , asesinado en 1973, en el que no existe una confirmación formal de la autoría del ataque. La primera lista que la asociación de Portero presentó incluía a las víctimas Begoña Urroz , sobre la que se descubrió su autor material, perteneciente al grupo terrorista DRIL y al funcionario de prisiones Máximo Casado.

En otro estudio similar, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) cifró en 307 los asesinatos de la banda que estaban sin resolver. La diferencia entre ambos informes están en que Dignidad y Justicia incluye también los asesinatos de los etarras amnistiados con la ley de 1977.

El mayor número de asesinatos de la banda terrorista aún sin esclarecer se concentra en las décadas de los 70 y 80. Un total de 310. Fueron los conocidos ‘años de plomo’, en los que ETA mataba a una persona cada cuatro días. De los años 60, cuando la organización criminal ejecutó su primer atentado contra el guardia civil José Pardines , en 1968, queda aún un asesinato sin resolver. La década de los 90 suma 54 y el inicio del nuevo siglo, 13. El último atentando del que no se conoce autor material fue el asesinato de los dos guardias civiles, Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada en Calvia, Mallorca, en 2009.

Las familias afectadas no tienen un documento oficial que diga quién apretó el gatillo, quién ordenó el asesinato o quién fabricó la bomba. Con esta investigación, se abre la puerta a un pequeño consuelo para quienes perdieron a un ser querido.