Begoña Urroz, la primera de la lista del odio

El 27 de junio de 1960 era lunes. El matrimonio Urroz Ibarrola hacía 22 meses que habían sido padres. La madre de Begoña, Jesusa Ibarrola había llevado al bebé con su tía, Soledad Arruti Etxegoyen a la estación de Amara, donde ésta trabajaba en la consigna. «Aquel día dejé a mi niña con ella mientras yo iba a un comercio cercano a comprarle unos zapatitos para ir a Navarra. Cuando volví, había un lío tremendo. ¡Había estallado una bomba! Mi hija estaba abrasada y otras personas, entre ellas mi tía, heridas. Fue horrible» , contaba en la única entrevista dada por Jesusa Ibarrola Telletxea, para el periódico El País hace ya diez años. La criatura murió al día siguiente a consecuencia de las múltiples quemaduras.

Era la época del surgimiento de grupos terroristas que tomaban como ejemplo la Revolución cubana, que en 1959 provocó la caída del régimen del dictador Fulgencio Batista e hizo que Fidel Castro llegara al poder. El Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL), un movimiento hispano luso cuyo fin fundacional era el derrocamiento de las dictaduras en Portugal y España y Euskadi Ta Askatasuna (ETA) organización terrorista más sangrienta de la historia en España, son dos de los grupos que se fundaron un año después.

En su momento, las autoridades franquistas no plantearon dudas al respecto sobre la autoría del atentado: un miembro del DRIL había depositado el artefacto en la estación de Amara. Este periódico, el 28 de junio escribía: «La noticia del fallecimiento, ha causado hondísima impresión en todos los sectores de la ciudad en todos los sectores de la ciudad y se ha manifestado en una imponente manifestación de duelo y de indignación popular contra el vil acto de terrorismo que ha causado su muerte». El diario ‘El Nacional’ de Caracas publicó un artículo con la reivindicación del ataque de uno de los miembros del DRIL.

Pero la falta de un autor material, al que nunca arrestaron, y la posterior Ley de Amnistía de 1977 , anuló el delito y por tanto, la responsabilidad de los autores.

El caso de Begoña Urroz cayó en el olvido, menos para la familia Urroz Ibarrola que intentó como pudo seguir adelante. Jesusa y Juan tuvieron dos hijos: Jon y Begoña (heredó el nombre de su hermana fallecida) .

Hasta 1992, cuando José Antonio Pagola , entonces vicario general de la diócesis de Guipúzcoa publicó un libro, donde escribió una breve nota a pie de página: «En realidad, parece ser que la primera víctima de una acción terrorismo de ETA fue la niña de 22 meses, Begoña Urroz Ibarrola (...)». Sin ninguna certeza, esta oración de Pagola fue el inicio de una serie de confusiones que recogió el exministro socialista Ernest Lluch, dos décadas después, y en uno de los momentos de mayor actividad de la banda terrorista, quien, interesado por la historia de Begoña, escribió varios artículos recogidos en El Correo y La Vanguardia, donde responsabilizó directamente del atentado a ETA. «La familia recibió versión oficial de la autoría de ETA y en su entorno vecinal no hay duda de ello», escribió Lluch.

Aunque Lluch se equivocaba, la hipótesis de que había sido ETA, entraba dentro de las posibilidades, ya que la banda terrorista asesinó a 21 menores de edad e hirió a otros 172.

Se había construido un relato: Begoña Urroz, una niña de 22 meses había sido la primera víctima de la banda terrorista ETA y en 2011 esa teoría era ya hegemónica. Hasta el punto de que en ese año, con la aprobación de la nueva Ley de Reconocimiento y Protección Integral de las Víctimas del Terrorismo , que suplía a la de 1999, incluía a las personas que habían sufrido atentados a partir del 1 de enero de 1960, lo que buscaba reparar a la familia de Begoña Urroz. Además, José Bo no , por entonces presidente del Congreso, propuso el Día de las Víctimas del Terrorismo el del asesinato de Begoña: el 27 de junio.

Nueve años después de la aprobación de esta ley, una investigación realizada por el Memorial de Víctimas del Terrorismo , llevada a cabo por Gaizka Fernández y Manuel Aguilar certificó lo que las autoridades franquistas dijeron en su momento: un militante del DRIL había sido el responsable del asesinato de la niña.

En el informe: «Muerte en Amara. La violencia del DRIL a la luz de Begoña Urroz» , se recogía unas diligencias de la brigada político-social de San Sebastián que detallaban los pasos de Guillermo Santoro, miembro del DRIL y autor del atentado.

«Atribuir a ETA el atentado que acabó con la vida de Begoña fue un error» , asegura Gaizka Fernández, quien atribuye a la «falta de una investigación sobre el atentado, porque los documentos estaban ahí», que durante décadas para la sociedad y para la familia ETA fuese la responsable. Pero zanja Fernández: «Begoña fue sin duda una víctima del terrorismo».

Ahora, para conocer su historia, el director Abel García Roure , guionista de la serie ‘La Línea invisible’, que relata la historia del primier asesinato de ETA: el guardia civil José Pardines, está preparando un documental que «pretende contextualizar lo que sucedió, y hacer reflexionar sobre el relato histórico y la intencionalidad», asegura García. El objetivo es claro: «Hacer justicia a Begoña y a su familia».