Del 11-M al 17-A: las similitudes entre ambos atentados

Tanto la célula de la matanza de Barcelona como la de Madrid buscaron una casa apartada como base de operaciones: Alcanar, en el primero de los casos, y Morata de Tajuña en el segundo. Estas casas fueron utilizadas por ambos grupos terroristas para montar los artefactos explosivos -en el caso de la de Tarragona hubo una explosión mientras eran manipulados que costó la vida a dos yihadistas y heridas a un tercero-, y también para planificar los atentados. En ambos casos los terroristas lograron su objetivo de pasar inadvertidos.

En ambos casos la célula tenía un líder espiritual, una persona más preparada desde el punto de vista ideológico y que era el que daba cohesión al grupo. En la célula del 11-M ese papel correspondió, en gran medida, a Serhane Ben Abdelmajid Fakhetm , alias Serhane «el Tunecino», quien además habría diseñado los atentados. En la de Ripoll esa figura es la de Abdelbaki El Satty , imán de Ripoll durante algún tiempo y que por su edad, 45 años, y preparación intelectual, tenía un claro ascedente sobre el resto. Los dos líderes espirituales murieron: «el Tunecino», suicidándose con varios autores más de la matanza cuando en un piso de Leganés cuando estaban cercados por las Fuerzas de Seguridad; el segundo, en la explosión de Alcanar cuando preparaba los explosivos.

Las dos células diseñaron un plan en el que se producirían ataques en varios escenarios para provocar una mayor sensación de terror. En el caso de Madrid se eligieron cuatro trenes de la zona sur de Madrid en los que se colocaron trece mochilas bombas que se activaron con teléfonos móviles; en el segundo aún se desconocen el resto de escenarios , pero se iban a cargar tres furgonetas con explosivos. Algunos apuntan a la Sagrada Familia por su valor simbólico, pero no hay datos objetivos que hayan trascendido en ese sentido.

pensaban repetir En ambos casos los terroristas tenían previsto un plan de fuga para no ser detenidos una vez cometido el atentado. No se trata, pues, de terroristas suicidas, sino que una vez cometida la matanza intentaron escapar y algunos lo consiguieron. El objetivo de las dos células, por tanto, poder perpetrar más atentados en cuanto les fuera posible.

La célula del 11-M tenía importantes conexiones internacionales, algo que también parece que ocurre en el caso de la de Ripoll, según las investigaciones de las Fuerzas de Seguridad.

La razón última tanto del 11-M como de la matanza de Barcelona es la participación de España en la coalición internacional en la lucha contra el terrorismo yihadista. La célula del 11-M tenía como exscusa inmediata la implicación de España en la guerra de Irak, y sus conexiones eran con Al Qaeda; la de Barcelona actúa inspirada por Daesh, que quiere responder con atentados en Europa a sus continuas derrotas militares en Siria e Irak.