Bermúdez dejará la Audiencia para ser juez de enlace en París

Gómez Bermúdez desembarca en París en un momento especialmente delicado por el incremento de la amenaza yihadista en todo el mundo, pero especialmente en occidente.

El juzgado del que es titular, el Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, queda ahora vacante, con la idea de que el puesto se cubra temporalmente con un juez en comisión de servicios, como se hizo en su momento con el juzgado de Garzón cuando el exjuez se fue a Nueva York con una licencia de estudios. En aquella ocasión fue Pablo Ruz quien aterrizó en la Audiencia Nacional con solo 33 años.

El relevo en Francia se produce porque Juan Pablo González, quien fue exvocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ya manifestó hace unos meses al Ministerio de Justicia su intención de regresar a la plaza de la que es titular en la Audiencia Provincial de Madrid. Pese a que el mandato de un juez de enlace no tiene una duración concreta, González ya sentía que había terminado esta etapa. Lo mismo le sucede a Gómez Bermúdez en el juzgado del que es titular en la Audiencia. Fuentes próximas al magistrado aseguran que está desmotivado y que su labor como instructor se le queda pequeña, pese al ingente trabajo que acumulan los seis juzgados de instrucción. Aunque el expresidente de la Sala Penal de la Audiencia Nacional optó libremente por dedicarse a investigar causas en vez de juzgarlas, tiene claro que quiere salir de allí, y de hecho, antes de hacer un curso intensivo de francés cuando se enteró de la puerta que se le habría, habría estado tanteando la posibilidad de marcharse a Colombia, donde antaño también había un juez de enlace. Sin embargo, ahora este puesto habría que crearlo.

Pese a que había otros jueces y fiscales dispuestos a sustituir a González, como Felisa Herrero (mujer del vocal del CGPJ, Vicente Guilarte; Paloma Conde-Pumpido o el fiscal superior de Madrid, Manuel Moix), el Gobierno se ha decantado finalmente por Gómez Bermúdez por su perfil profesional. Fuentes de la propia Audiencia Nacional creen que, a la vez, el Gobierno aprovecha esta «jugada maestra» para apartar a un magistrado que puede resultar incómodo, como demostró en su intento de arrebatar al juez Ruz los papeles de Bárcenas.