La nieve inglesa se «funde»

Pero el fenómeno de los proyectos de campanillas que se quedan en nada no es solo español. SnOasis era el nombre del complejo que iba a albergar la mejor pista cubierta de nieve artificial de Europa , a 135 kilómetros al Noreste de Londres. Una inversión de 380 millones de euros para levantar un espectacular complejo urbanístico, deportivo y de ocio. Entre los inversores figuraba un emprendedor español hoy muy conocido, Jordi Pujol Ferrusola , el primogénito del expresidente de la Generalitat, de 57 años, imputado por blanqueo de capitales y delito contra la Hacienda pública. La parcela se compró en 2001y Pujol se sumó al proyecto en 2008 con una fuerte inversión. Hoy en Inglaterra se da por hecho que las obras no comenzarán nunca y la historia empieza a parecer un burdo toco mocho en versión esquí.

Los intereses de Pujol en SnOasis los reveló ABC el pasado mes de octubre, en una información de Javier Chicote . En el marco de la investigación policial, trascendió una importante inversión de Pujol Ferrusola en el controvertido proyecto del condado de Suffolk, a través del financiero anglo-indio Herbert Rainford, que habría actuado como testaferro del emprendedor catalán mediante un entramado de empresas interpuestas.

Rainford es el dueño de Bantridge Holdings Limites, empresa para la que Pujol trabajó unos meses en 2005. La ex amante del empresario español ha contado al juez Ruz visitas de trabajo a su despacho en Londres. El primogénito del expresidente nacionalista catalán se enfrenta actualmente en la Audiencia Nacional a la acusación de haber movido, entre 2004 y 2012, 32,4 millones de euros entre España y otros trece países, en 118 operaciones. Algunas de sus compañías, con un solo empleado, carecían de actividad social e infraestructura que pueda justificar esos flujos de capital.

El Condado de Suffolk, con 678.000 vecinos y con Ipswich como principal ciudad, representa la Inglaterra quintaesencial, con un paisaje de colinas suaves, campiña verde y una hermosa costa. En 2001, el grupo de capital irlandés Onslow Suffolk Ltd. compró la parcela de 50 hectáreas, que ocupaba una antigua cantera abandonada en el lugar de Great Blakenham. Aquel lugar no tenía mucha historia, rodeado de campos y con la curiosidad natural de que había charcas con una reserva de tritones.

En 2004, ya con el controvertido y carismático empresario Godfrey Spanner como hombre fuerte y dando la cara por el proyecto, se comienza a hablar de SnOasis. Se trataría de una pista de esquí cubierta, con nieve artificial y 415 metros de longitud, alojada en un llamativo paralelepípedo de techumbre efectista. Solo en Alemania existe algo parecido. Pero lo de Suffolk sería aún mejor, porque la pista tendría una caída única: cien metros de pendiente, emoción garantizada en las bajadas. El complejo incluiría también áreas de patinaje sobre hielo, toboganes, hoteles, 557 viviendas. En el sueño donde metió su dinero Pujol se podrían practicar catorce deportes de invierno diferentes, incluido el bobsleigh. Los deportistas tendrían sus propio hotel, con 200 camas, el Winter Sports Academy. SnOasis recibiría más de 600.000 visitantes cada año y generaría 3.500 empleos. En sus primeros cálculos, Spanner aseguró que el complejo estaría listo en 2008. Pero hemos estrenado 2015 y ni una grúa.

A pesar de las quejas de los ecologistas, que se acogieron a los tritones para intentar detener la iniciativa, en 2008 el ayuntamiento de Mid Suffolk otorgó la licencia para levantar SnOasis, un permiso de obras que expira el año que viene. El Ayuntamiento se ha acabado gastando inútilmente medio millón de libras en el quimérico complejo, presentado en su momento por los inversores como «una oportunidad para Suffolk y para todo el Este de Inglaterra».

En enero del 2011, Geofrey Spanner, el hombre fuerte de SnOasis, ofreció sus nuevas fechas: «Empezaremos a mover tierras entre febrero y marzo, en septiembre empezarán las obras y abrirá en 2014». Spanner perdió muy pronto su credibilidad. Al mes siguiente de sus anuncios, la Alta Corte de justicia lo condenó por «comercio ilícito», como director de una empresa que liquidó con deudas de 900.000 libras. El juez en su sentencia lo acusó de «optimismo ciego» y de «creencias temeraria». En marzo del 2012, Spanner se declara en banca rota personal y se desvincula formalmente de Onslow Suffolk, la empresa de SnOasis, aunque lo cierto es que sigue hablando aún hoy en nombre del proyecto.

El alcalde de entonces, Tim Passmore, comienza a decir que es «muy escéptico» sobre la posibilidad de que se llegue hacer la obra. Por su parte, SnOasis, cuya página web está hoy desactualizada y semi abandonada, fija nuevas condiciones: los trabajos no comenzarán mientras no se inaugure en la zona una nueva estación de tren, que deberá haber funcionado antes al menos durante medio año.

Erica Whethingstead, que trabajó durante ocho años en la planificación del proyecto, afirma que «hoy es muy difícil decir que saldrá adelante, porque estamos en un clima económico totalmente diferente al que había cuando fue concebido aquello». Los naturalistas de Suffolk Wildlife Trust, que pelearon contra SnOasis, hablan de él como un asunto viejo, algo olvidado.