Preocupación policial por las «canteras» de bandas latinas

«Todas las bandas tienen su cantera en las que introducir a jóvenes en su mundo y enseñarles sus estructuras y funcionamientos delictivo», explican desde los Mossos d’Esquadra. Su Unidad de Grupos Juveniles Organizados, que aborda desde hace dos años este fenómeno, se topa ahora con un perfil de pandillero cada vez más joven. Niños, de hecho.

Los Menores o Punto Five eran dos de estas canteras, en las que los recién captados se curtían en la violencia para controlar zonas próximas a escuelas y plazas y para pasar posteriormente a los Black Panthers, Bloods o Trinitarios. Los Mossos desmantelaron precisamente en julio a estas pandillas y detuvieron a 25 de sus miembros -la mitad, menores-. Sus delitos, lesiones, pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, extorsiones o agresiones sexuales.

Como si de una escuela para delincuentes se tratara, ambas bandas eran un primer contacto con las prácticas habituales de sus mayores. Un «modus operandi» en el que, como en sus bandas madres, primaban las estrictas normas y jerarquías y los temidos rituales de iniciación o castigos -centenares de «palazos» con una barra- por no pagar cuotas, llegar tarde a sus reuniones o, lo peor desde su punto de vista, querer abandonar el grupo , explican los Mossos. Este último paso, considerada una traición, comportaba también la marca de una profunda cruz en la espalda.

Estos grupos, que actuaban principalmente en el barrio de Santa Eulàlia de L’Hospitalet de Llobregat y en otras zonas limítrofes con Barcelona, acudían a la salida de escuelas e institutos en busca de nuevos miembros, intimidando a los adolescentes, y eran muy violentos. En grupos de tres o cuatro habían dado varias palizas y también agredido sexualmente a al menos tres menores de edad.

De manera pionera en España, estas formaciones «estaban estructurándose como nuevas bandas, sin tener un grupo de referencia en Sudamérica», detallan desde la Unidad. Hasta ahora se implantaban «reinos», las filiales en cada uno de los territorios, pero no grupos de nueva creación, una tendencia que los agentes temen que se extienda a toda España.

Estas nuevas generaciones son muy jóvenes, con miembros que en algún caso excepcional no llegan ni a los diez años. Si antes se reclutaban a recién aterrizados en España por una reagrupación familiar, ahora el perfil del pandillero se encuentra especialmente en el colegio, donde adolescentes desorientados pueden verse engañados bajo los mensajes de hermandad que defienden las bandas latinas, tal y como han confirmado varios profesores de centros de la zona a ABC.

Las últimas actuaciones policiales contra estos grupos confirman este rejuvenecimiento. Además de la reciente operación contra las canteras de Barcelona, en Madrid dos tumultuosas riñas a medianos de abril acabaron con casi 40 detenciones. Más de la mitad de los acusados eran menores de edad. Además, las bandas son mucho más que latinas. Entre sus filas cuentan con miembros de hasta 40 nacionalidades.

La Policía Nacional calcula que en España las bandas latinas agrupan a unos 3.500 jóvenes, especialmente en Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid. Aunque inicialmente se vendieron como entidades pacíficas y culturales , y llegaron a contar con el apoyo de la administración -fue el caso de la Generalitat- está más que demostrado que son grupos criminales organizados, ahora con un pie en la infancia. El resto son «pantallas de humo», sentencian los Mossos.