La asesina de Carrasco se cubrió el rostro y huyó con toda tranquilidad
La Policía se sorprende de la absoluta sangre fría de las dos sospechosas
pablo muñoz / cruz morcillo
Montserrat González Fernández y su hija, Montserrat TrianaMartínez, demostraron al perpetrar el crimen de Isabel Carrasco la misma sobrecogedora frialdad que después de ser detenidas como presuntas autoras . Lo demuestra el hecho que después de que la primera descerrajara un primer disparo en la ... nuca de la presidenta de la Diputación de León, y luego la rematara en el suelo con al menos otros dos disparos, ambas huyeron del lugar con parsimonia y únicamente la madre tuvo la precaución de taparse parte del rostro con un pañuelo.
La reconstrucción de los hechos se afina cada hora que pasa gracias a los testimonios de las muchas personas que en el momento del asesinato se encontraban en el parque de la Condesa, a pocos metros de la pasarela sobre el río Bernesga en la que se cometió el crimen. Y así se ha conocido que Isabel Carrasco no sólo se cruzó con las intenciones criminales de las dos mujeres, sino también con una doble fatalidad : la primera, que su pareja fuera en moto a la sede del PP en lugar de acompañarla a pie; la segunda, que rechazara el ofrecimiento de sus compañeros de partido de ir a buscarla a su casa para ir todos juntos al mitin de Mariano Rajoy en Valladolid y quedaran todos en el local de los populares leoneses. Esas dos circunstancias, sin duda, favorecieron el plan previamente diseñado al milímetro.
La presidenta de la Diputación salió de su casa y recorrió los apenas 50 metros que separan el portal de la pasarela sobre el río. Montserrat y Triana la esperaban y salieron tras ella. La hija se quedó unos metros retrasada, pero la madre se acercó por la espalda a Carrasco y sin mediar palabra disparó en la nuca, casi a cañón tocante. Con la víctima ya caída, y con enorme sangre fría, volvió a apretar el gatillo.
La escena que describe el policía jubilado testigo del asesinato –su fiabilidad es enorme, aunque hay además otro testigo– pone los pelos de punta. La asesina se gira y comienza a andar tranquilamente hasta donde se encuentra su hija , con la única precaución de taparse un poco la cara con el pañuelo que vestía. Luego ambas se retiran de la zona sin correr en momento alguno, hasta que se separan. En ese momento, el agente retirado, que por teléfono va contando las novedades a la Sala del 091, decide ir tras la autora de los disparos.
La mujer llega a la Gran Vía de San Marcos, junto a su coche, un Mercedes plateado aparcado en un chaflán junto al edificio de los sindicatos. Allí la retiene la Policía Local hasta la llegada de la Nacional. En pocos minutos –en ningún caso llegan a siete– se presenta su hija, que es igualmente detenida. Ese es el tiempo que puede haber utilizado para desprenderse del arma homicida, según todos los indicios un revólver de calibre 22, como sugiere el hecho de que no se encontraran casquillos.
Ayer continuó la búsqueda de ese arma, de nuevo sin resultados. Se dragó el río, se utilizó un detector de metales, pero de nuevo sin resultados... Encontrarla sería el paso definitivo de la investigación, pues permitiría conocer su procedencia y presumiblemente habría huellas para cerrar del todo el asunto de quién disparó. Montserrat González se negó a hacerse la prueba del «kit del disparo», pero la juez la obligó. El análisis, junto con todas las muestras recogidas en los registros y durante la autopsia, se han enviado a la Comisaría General de Policía Científica para su análisis. Aún es pronto para que haya resultados.
Madre e hija han estado permanentemente separadas desde su detención. La primera fue llevada a la Comisaría Provincial de León y la segunda a las dependencias policiales de San Andrés de Rabanedo. Mantienen la misma actitud, de máxima sangre fría , ausencia de sentimientos, como si aquello no fuese con ellas. Hoy es probable que presten declaración, si es que acceden a ello, ya que no se descarta que se nieguen a contestar a las preguntas de la Policía.
Activación del plan
Lo mismo que la secuencia de los hechos, también el móvil se perfila cada vez con más claridad. Montserrat Triana, ingeniero de Telecomunicaciones, entró como empleada en la Diputación de León en 2007 y en 2011 se convocó una oposición para ese puesto que ella no ganó. El que lo hizo renunció poco después al trabajo –se trataba de asesorar a los ayuntamientos en sus proyectos tecnológicos de comunicación–, y la Diputación decidió amortizarlo. Al despedir a la joven ingeniero la Administración se dio cuenta de que había cobrado de forma indebida unos pluses de 6.500 euros, por lo que se los reclamó mediante el correspondiente proceso contencioso-administrativo. Hace cuatro días llegó la solución final, favorable a la Diputación y eso pudo ser la espoleta que activó el plan criminal.
En cuanto al marido y padre de las detenidas, el inspector-jefe Pablo Antonio Martínez, al mando de la Comisaría de Astorga, las fuentes consultadas por ABC destacan su actitud intachable en el doloroso momento de ser informado de lo ocurrido. Declinó ir a León para seguir la investigación y continuó trabajando en el despacho. Además declaró que solo tenía el arma reglamentaria y que siempre estuvo en su poder, como demostró. Algunas versiones apuntan a que en ocasiones pidió a Carrasco un trabajo para su hija ... No está confirmado.
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