Muere un submarinista español mientras trabajaba en los restos del Costa Concordia

Israel Franco se hirió gravemente en una pierna, al quedar atrapada entre las placas de la nave, y murió prácticamente desangrado, con el consiguiente insuficiencia cardíaca.

Cuando un trabajador su sumerge tiene un “ángel de la guarda”, un colega que permanece en observación e interviene si surgen problemas. Así ha ocurrido con el submarinista Franco Moreno, pero la rápida intervención de las asistencias no ha sido suficiente ante la gravedad de las heridas. El primero en socorrerlo ha sido su compañero de inmersión, que ha logrado llevarlo todavía consciente a la superficie, donde han intervenido los sanitarios. Ante la gravedad de las heridas, un helicóptero lo ha trasladado al hospital.

La muerte de Israel Franco Moreno ha causado gran impacto. En todos los telediarios se ha dado la noticia y en los digitales de todos los periódicos se publica la información con las fotos que el propio Israel Franco había colocado en Facebook. Numerosas han sido también las reacciones de las autoridades. El ministro del Ambiente, Andrea Orlando, ha manifestado su pésame a la familia, añadiendo: «Estoy profundamente afectado y triste por la noticia del submarinista muerto mientras trabajaba en la nave Concordia. Otra muerte que se añade a otras en la tragedia del crucero».

El gobernador de Toscana, Enrico Tossi, ha hecho público este comunicado: «Otro luto se añade desgraciadamente a la larga lista de víctimas de esta nave, añadiendo dolor al dolor. Y al dolor se añade también la rabia por otra muerte en el trabajo, la muerte de un joven que no hacía otra cosa que su deber. Nos sentimos cercanos a su familia y a todos los colegas del joven submarinista que ha perdido la vida mientras daba su contribución a una operación que sabemos que es delicada, difícil e importante para todos nosotros, un trabajo por el que nuestros País y la Toscana le estarán siempre agradecidos».

Igualmente, el jefe de Protección Civil, Franco Gabrielli, ha mostrado su pesar y renovado «la estima y aprecio por el trabajo que se realiza desde hace casi dos años en condiciones difíciles y con riesgo para lograr el común objetivo de alejar la nave Concordia de la isla del Giglio».

El Costa Concordia, con sus 50.000 toneladas, era uno de los cruceros más grandes del mundo, equivalente a dos veces y media el Titanic. El crucero quedó encallado e inclinado sobre un lado frente a la costa y su recuperación ha costado unos 1.500 millones de euros. En la operación trabajaron más de 500 personas, con medios nunca antes utilizados, empleando 18.000 toneladas de cemento y acero en una plataforma sobre el fondo del mar para lograr la recuperación del crucero.

Dentro del mes de marzo se decidirá a qué puerto es conducida la nave para su desguace. Doce puertos, de ellos cinco italianos, se disputan esa operación, en la que están en juego cientos de millones de euros.