«Txeroki» pone en evidencia el falso cambio de los presos etarras

Tras la primera pregunta del fiscal sobre los hechos, por los que pide para él diez años de cárcel, «Txeroki» no ha reconocido al tribunal y ha dicho en euskera, según la traducción realizada en la vista: «No autorizo a juzgar a los ciudadanos del País Vasco», y se ha negado a declarar.

Esta postura de «Txeroki» va en contra del comunicado que los presos de ETA hicieron público hace unas dos semanas . En dicho texto, el colectivo etarra decía acogerse por primera vez a los beneficios penitenciarios de la legislación española.

Con este reconocimiento los aproximados 600 etarras, en las cárceles de España y Francia, buscaban una vía más rápida para lograr, por ejemplo, reducción de condenas. Desde aquel comunicado, el entorno abertzale ha subido el tono de su chantaje y han protagonizado varios actos de humillación a las víctimas. Entre ellos, la «foto de la infamia» que reunió a buena parte de los etarras excarcelados por la anulación de la doctrina Parot y una marcha multitudinaria en Bilbao con gritos a favor de ETA .

«Txeroki» volvía hoy al banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional para ser juzgado por participar, el 4 de marzo de 2002, en la colocación de un artefacto explosivo en la Bolsa de Bilbao que no llegó a estallar.

El fiscal Luis Barroso considera al excabecilla etarra culpable de un delito de estragos terroristas en grado de tentativa por el que se enfrenta a una pena de 10 años de cárcel y una inhabilitación absoluta por tiempo de 20 años. No parece probable que pueda ser candidato de Bildu o Amaiur. Según el escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Público, «Txeroki» formaba parte, junto a Idoia Mendizábal Mújica y Asier Arzallus Goñi, del «comando Olaia», un grupo satélite del complejo «Vizcaya». Y recibieron la orden de atentar contra el edificio de la Bolsa de Bilbao, un hecho que representaba «un peligro para la vida de las personas» que se hubieran encontrado en el lugar de los hechos, subraya el fiscal.

El 4 de marzo de 2002, el «comando» decidió colocar la bomba en los servicios de caballero del edificio de la Bolsa, compuesta por 19,7 kilos de cloratita, 35 gramos de dinamita Titadyn, cuatro detonadores, un iniciador eléctrico y un temporizador. Sin embargo, no llegó a explosionar por un fallo en el sistema de iniciación. Sobre las 10.30 horas de la mañana, se recibieron sendas llamadas en el diario «Gara» y en la central de emergencia de la DYA en Bilbao advirtiendo de la colocación del artefacto y anunciando que iba a estallar en 20 minutos.

El atentado fue reivindicado por ETA en un comunicado remitido al citado periódico el 4 de abril de 2002. En los registros practicados tras la desarticulación del «comando Olaia», los agentes hallaron las huellas de los tres etarras en un piso alquilado en Amorebieta (Vizcaya) y en una lonja garaje de Galdakao utilizada como depósito de armas y manipulación de vehículos.

La Audiencia Nacional ya condenó por estos hechos a Asier Arzallus a 10 años de cárcel y valoró como prueba una carta intervenida al ex jefe militar de ETA Ibon Fernández de Iradi, «Susper», tras su detención en diciembre de 2002, en la que se refería a los atentados perpetrados por ese grupo terrorista en la provincia de Vizcaya. En este capítulo aparecía una anotación que decía: «Bolsa de Bilbao, 20 kg., reforzante, K.Olaia, las conexiones estaban mal hechas».