El presidente del Gobierno recibe a los Reyes de los Países Bajos

Ante de visitar La Moncloa han almorzado en Zarzuela, donde los Reyes les dieron un cariñoso recibimiento con besos para todos: Doña Sofía besó a Don Juan Carlos, y todos a la Princesa

El presidente del Gobierno recibe a los Reyes de los Países Bajos efe

ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS

Con un afectuoso saludo por parte del Príncipe y las reverencias que les hizo la Princesa, los Reyes de los Países Bajos han empezado este mediodía su visita de presentación a España . Tras una ceremonia de bienvenida en la que se combinó la estrecha ... amistad entre los dos matrimonios con el protocolo institucional, los cuatro se subieron en el mismo vehículo, conducido por Don Felipe, con el Rey Guillermo Alejandro de copiloto y la Rena Máxima y Doña Letizia detrás. Doña Máxima eligió un vestido gris y Doña Letizia, otro en color hueso. [ Galería: visita de presentación de los Reyes de los Países Bajos ]

En Zarzuela, les esperaban Don Juan Carlos, Doña Sofía y la Infanta Doña Elena , quienes les ofrecieron un almuerzo a hora europea (la una de la tarde) para que sus invitados pudieran cumplir el intenso programa que han encajado en un sólo día de visita y que les llevará también a visitar el Congreso de los Diputados (a las tres y media) y a reunirse con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy , en el Palacio de La Moncloa (a las cinco).

Mientras los Reyes de España esperaban en el jardín a sus invitados con la Infanta Doña Elena, se pudo ver que Doña Sofía daba un beso a Don Juan Carlos. Curiosamente, los Reyes habían elegido el color naranja, símbolo de la Dinastía de Orange, para recibir a sus invitados. Don Juan Carlos, en la corbata, y la Reina, en el vestido, mientras que Doña Elena llevaba un traje de chaqueta y pantalón azul marino.

Minutos después llegaron en el mismo vehículo los Reyes de los Países Bajos y los Príncipes de Asturias. Guillermo Alejandro se dirigió con los brazos abiertos a Don Juan Carlos y le dio un abrazo y después besó cariñosamente a la Reina y a la Infanta, mientras Máxima le seguía. Los Príncipes también saludaron muy efusivamente a los Reyes. La Princesa dio dos besos e hizo la reverencia a Don Juan Carlos y a Doña Sofía, que abrazó a su nuera por la cintura, mientras la Infanta Elena saludaba a los Reyes de los Países Bajos y les hacía la reverencia. A Doña Letizia la saludó con dos besos.

Todos ellos pasaron al comedor privado de Zarzuela a degustar un carpacho de atún con tartare de escalibada, roast beef y parrillada de verduras y de postre, fruta y helado. Todo ello regado con vino blanco y tinto español y por cava.

Esta es la primera visita oficial de los Reyes de los Países Bajos a España desde que asumieron la Corona tras la abdicación de la Reina Beatriz el pasado mes de abril. Poco después de su proclamación, Guillermo Alejandro y Máxima empezaron a realizar una serie de visitas de presentación por distintos países y hoy se encuentran en Madrid, después de haber visitado Luxemburgo, Alemania, Bélgica e Inglaterra.

El Rey más joven de Occidente y su esposa llegaron a las doce y media del mediodía a la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, en un avión que pilotó el propio Guillermo Alejandro .

Los Reyes de los Países Bajos, que viajan acompañados por el ministro holandés de Exteriores, Frans Timmermans, se trasladarán tras el almuerzo, a las tres y media de la tarde, al Congreso de los Diputados, donde serán recibidos por su presidente, Jesús Posada. Tras firmar en el Libro de Honor del Congreso en el Salón de los Pasos Perdidos, se reunirán con los diputados que forman la Mesa del Congreso, en el Salón de Ministros.

Desde la carrera de San Jerónimo, Guillermo Alejandro y Máxima han acudido a las cinco de la tarde al Palacio de La Moncloa para reunirse con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

La visita de Guillermo Alejandro y su esposa a Madrid se produce un día después de que el Monarca pronunciara su primer «Discurso de la Corona», en la apertura oficial del año parlamentario en Holanda, en el que abogó por sustituir «el clásico Estado de bienestar» por «una sociedad participativa» en la que los ciudadanos aumentan la responsabilidad sobre sus propias vidas.

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