Caso Bretón: Una sentencia a imagen y semejanza de un juez
Meticuloso, rico en el lenguaje y la calificación de hechos y actitudes y riguroso, así es Pedro J. Vela
Caso Bretón: Una sentencia a imagen y semejanza de un juez
Meticuloso, rico en el lenguaje y la calificación de hechos y actitudes y riguroso. Las claves del perfil profesional del juez Pedro J. Vela , que ya fueron reseñadas antes del inicio del juicio a José Bretón se han visto reflejadas en su propia ... sentencia de 22 folios que se ha dado a conocer esta mañana.
De carácter muy reservado, alejado de toda presencia mediática -no ha querido aparecer en las imágenes de las sesiones- y con dotes de autoridad cuando ha hecho falta a la par que sensible en otras circunstancias, el fallo del caso Bretón desprende el objetivo de afianzar muy mucho lo que el jurado consideró probado y «la certeza moral» del propio magistrado: que el acusado mató a sus hijos a los que calcinó en una hoguera por venganza contra su exmujer.
Sabedor del recorrido judicial que aún queda en el caso, como la defensa ejercida por el letrado José María Sánchez de Puerta ha puesto ya de manifiesto (cara al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y el Supremo), Vela ha hecho un profundo ejercicio de sostener con amplísima jurisprudencia aquellos elementos esenciales del caso y la sentencia.
Para ello, en su fallo llega a referir hasta 75 sentencias del Supremo y el Constitucional. Tres incluso del siglo XIX para aquilatar la alevosía que hubo en la actuación criminal de Bretón, y que lleva consigo el tipo de asesinato. Una alevosía que el juez sostiene que va en el propio hecho de matar a dos niños, y peor aún, siendo de 6 y 2 años y resultando el autor su padre.
Es rotundo con la cadena de custodia y su presunta ruptura acumulando razonamientos y afirmaciones tajantes y elogiando el trabajo del jurado popular, «cuya motivación supera notablemente los estándares exigibles».
Si para determinar el tipo penal del caso (asesinato doble con agravante de parentesco) emplea hasta 33 referencias de jurisprudencia , usa el mismo número para demostrar que sin que haya existido una prueba directa en el caso y en la parte incriminatoria, el peso y la lógica de los múltiples indicios es suficiente para condenar a Bretón , de quien por cierto no ahorra epitetos, ni para calificar de «chapuza» su coartada como para hablar de «actitud inhumana». Tampoco para calificar de «desdichada e irrespetuosa» a la perito forense.
En este sentido, el juez dedica una parte del fallo a explicar por qué considera que hay que imponer la pena a Bretón en su «extensión máxima». «Pocos casos habrá en la práctica judicial como éste», llega a decir antes de dictar que no goce de un posible tercer grado hasta que no transcurran 20 años de prisión , la mitad de la condena, como solicitó la fiscal. O que permanezca alejado al menos en un kilómetro de radio, de la familia materna toda la vida (42 años a partir de que goce de permisos carcelarios) prácticamente.
Del mismo modo ocurre con la entrega de los restos óseos a Ruth Ortiz, sobre los que pone énfasis para decir que hay que llamar ya «restos humanos» . Pedro Vela deniega esa opción hasta que no haya sentencia firme como manda la ley y al haber sido la identidad de los mismos objeto clave del juicio como puede suceder ahora en los recursos. Lo hace, eso sí, con altas dosis de sensibilidad hacia la madre.
«La ley no puede ser obviada por más que se comprendan las razones y la angustiosa situación anímica de la madre de los menores», razona el magistrado.
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