Se confirma la liberación de las dos cooperantes españolas secuestradas en Kenia

Thiebaut (Madrid, 1981) y Serra (Palafrugell, 1971) fueron apresadas el pasado 13 de octubre en el campo de refugiados de Dadaab (Kenia), a unos 100 kilómetros de la frontera con Somalia y, posteriormente, trasladadas a territorio somalí por sus secuestradores. Pese a que ninguna organización ha reconocido su implicación directa en el ataque , en su cruzada propagandística, el Gobierno keniano acusó desde el primer momento al grupo islamista Al Shabab, considerado la rama de Al Qaida en la región. Sin embargo, a comienzos de enero de 2012, el Gobierno somalí aseguraba que las españolas fueron vendidas por sus secuestradores a piratas locales por 200.000 dólares, al día siguiente de su llegada a la localidad de Harardhere, en la costa de Somalia.

Desde entonces, y según aseguran a ABC fuentes del propio Ejecutivo, en este tiempo la suerte de las españolas ha discurrido por diversas ciudades del país , en principio, entre las provincias sureñas de Lower Shabelle y Juba (una táctica común, por otro lado, en este tipo de secuestros).

No en vano, poco después de producirse la noticia de la liberación, el expresidente de la región somalí de Himan y Heeb, Mohamed Tiicey (máximo negociador en este tipo de secuestros), aseguraba a este diario que la mano de Al Shabab «siempre pendió sobre esta acción , tanto en su fase inicial como en su recorrido» y recordó que los los captores llegaron a exigir hasta 15 millones de dólares (11,5 millones de euros) para liberar a las dos cooperantes.

Las presiones no fueron menores. En marzo de 2012, una fuente identificada como Hassan Ahmed, y que aseguraba ser miembro de la organización especializada en secuestros Indian Ocean Consultants (colaboracionista, en algunos casos, de las propios acciones delictivas) enviaba a este diario fotografías de las dos cooperantes tomadas tan solo un mes antes. Así como informaciones personales de ambas (contratos, datos familiares...) para servir como prueba de vida pública. Por supuesto, y dado que estas imágenes tan solo podían entorpecer al desarrollo feliz del secuestro e incrementar el precio del rescate, ABC se negó en todo momento a difundirlas.

¿El máximo interés? Publicar un día como hoy la noticia de su liberación.