Primera noche en prisión para el falso shaolín

El fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, anuncia una pena de más de 30 años para el presunto torturador y asesino

Primera noche en prisión para el falso shaolín abc

efe / EUROPA PRESS / f.d-i.

No habrá paz para los malvados. Ni libertad. Juan Carlos Aguilar , que se hacía llamar Huangh C. Aguilar y se hacía pasar por maestro shaolín, ha pasado su primera noche en prisión después de tres días que han estremecido a la ... opinión pública y, especialmente, a la población de Bilbao. Ayer se confirmaba la muerte de Maureen Ada Otuya, la mujer nigeriana que quedó en estado de coma tras la brutal paliza que le propinó el dueño del gimnasio Zen4. A los 29 años de edad, falleció en el hospital bilbaíno de Basurto. Con ella, son dos las prostitutas a las que, según todos los indicios y su propia confesión, Aguilar ha torturado y asesinado.

Los restos de la primera víctima fueron encontrados por la Ertzaintza entre el gimnasio y el domicilio del presunto asesino. Debajo del tatami, aparecieron dedos humanos, vértebras y abudantes cabellos. La policía ha podido identificar que corresponden a Jenny Sofía Rebollo Tuiran , una mujer colombiana de 40 años. La identificación se ha podido efectuar con rapidez gracias a que la policía disponía de una ficha con sus huellas dactilares.

Madre de dos hijos

Esta es la mujer que Aguilar confesó haber asesinado y que los investigadores creen que pudo morir el pasado 25 de mayo. Los dos hijos de Jenny Sofía Rebollo son de padres españoles. El hijo mayor vive en Colombia y el pequeño en la localidad vizcaína de Galdakao con su padre, Íñigo, que estaba separado de Jenny, según informaron a Europa Press amigos de la víctima.

Candelaria, que regenta un bar que frecuentaba la asesinada, ha asegurado que Jenny vivía con su hermano en la zona de Zabalburu, donde precisamente residía también Ada Otuya, la segunda víctima. Según fuentes de la investigación, las dos mujeres ejercían la prostitución, si bien los amigos de la colombiana lo han negado, alegando que siempre se había dedicado a la peluquería y a la estética. De todas formas, han reconocido que pasaba una «mala racha».

Candelaria la ha descrito como «una chica guapísima , muy elegante, muy maja, que se dedicó siempre a trabajar en una peluquería». Ha explicado que « últimamente estaba muy decaída y muy desmejorada, no sé si por los problemas que había tenido con su esposo. Nunca la conocimos en ningún club, sino trabajando y viviendo con su pareja». Según Candelaria, el hermano de Jenny apareció el pasado día 29 o 30 en el bar preguntando por su hermana «porque estaba desaparecida».

Según fuentes de la investigación, el pasado 24 de mayo la mujer fue vista protagonizando algún altercado en una zona de alterne de la capital vizcaína.

Casi a la misma hora en que se certificaba el fallecimiento de la segunda víctima, la joven nigeriana, Aguilar ha comenzado a prestar declaración ante el juez, que ha ordenado su ingreso en prisión. El fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, ha dicho que el acusado será condenado «claramente» a penas que superan los treinta años de prisión.

«Que se haga justicia»

Juan Carlos Aguilar, quien lleva dos años en tratamiento por un tumor cerebral, declaró en comisaría que «creía» haber matado a una mujer el día 31 de mayo, aunque añadió estar «confuso» al respecto. Las muestras de rechazo por estas muertes han continuado hoy, como la protagonizada por un grupo de amigas de Ada, que se han acercado al hospital bilbaíno tras enterarse de su muerte y han reclamado que «se haga justicia» .

Unas cien personas, entre las que figuraban representantes políticos e institucionales, se han concentrado en las escalinatas de acceso al Ayuntamiento de Bilbao. El alcalde en funciones, Ibón Areso, ha señalado que no se contaba con ninguna denuncia previa por la desaparición de una mujer colombiana.

El gimnasio del terror

El caso salió a la luz el pasado domingo, cuando Aguilar fue arrestado después de que un testigo alertara a la Ertzaintza de que había visto cómo una mujer era obligada a entrar por la fuerza en un portal -donde se ubica el gimnasio- en la céntrica calle Máximo Aguirre.

Los agentes que acudieron al local tuvieron que tirar la puerta abajo con mazas para acceder al interior, donde encontraron en una habitación de reducidas dimensiones a Aguilar junto a la mujer nigeriana, inconsciente y con ataduras en manos, pies y cuello .

De momento no se sabe cómo contactó con su agresor, aunque la vivienda en la que Ada tenía alquilada una habitación está cerca del domicilio de Aguilar, en la calle Iturrizar, a unos 300 metros de distancia. En un posterior registro del gimnasio y del domicilio del agresor se encontraron los restos humanos pertenecientes a Janny Sofía Rebollo, repartidos por distintas dependencias.

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