Suscribete a
ABC Premium

El precio de ser un diputado díscolo

Los grupos parlamentarios, que no los partidos, imponen las multas de los que se saltan la disciplina de voto, los plenos o, últimamente, las reglas del decoro

El precio de ser un diputado díscolo jaime garcía

l.c.

Desobedecer las directrices del grupo a la hora del voto parlamentario no sale gratis. Recientemente, el PSC castigaba con 400 euros a cinco diputados que se saltaron la orden de apretar el botón «no» a la declaración soberanista de CiU y ERC y prefirieron ... abstenerse. No son los primeros díscolos que tienen que pasar por caja. En pleno fragor por la legalización del matrimonio homosexual, famosa fue la rebelión de Celia Villalobos en favor de esas bodas o en relación al aborto, en contra de las posiciones del PP, lo que al final le costó un puñado de euros que se cifró en 300, aunque el partido nunca lo confirmó. En las filas del PSOE, el levantisco más reincidente ha sido en los últimos tiempos quien fuera su diputado y antes secretario general de CC.OO, Antonio Gutiérrez, que se opuso a la reforma laboral de José Luis Rodríguez Zapatero, a la restitución del patrimonio incautado a UGT y a la modificación constitucional de 2011. Lo último le salió por 600 euros, el máximo previsto en estos casos por los socialistas en el Congreso, los únicos que tienen una «tabla de precios» fija y escrita para sancionar a los que rompen la disciplina, y además desde 1994.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia