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Elecciones europeas

Miguel Arias Cañete, un político cercano en tiempos de crisis

Su carrera política se ha forjado en Europa, donde se ha revelado como un hábil negociador que se mueve con soltura por las instituciones

Miguel Arias Cañete, un político cercano en tiempos de crisis IVÁN MATA

Paloma Cervilla

Cuando Miguel Arias Cañete dejó de ser ministro en abril de 2004, tras perder el PP las elecciones generales, salió del edificio del Ministerio de Agricultura en Atocha subido en una Vespa. Minutos antes había entregado la cartera de ministro a su sucesora, Elena Espinosa, y quería volver cuanto antes a la normalidad. Dejó su coche oficial en la puerta y a su servicio de escoltas sin saber qué hacer. Se fue con la gente que había formado parte de su gabinete a una cervecería a tomarse unos boquerones en vinagre, una de sus tapas preferidas, pensando que esa era la mejor forma de asumir cuanto antes que ya no era ministro.

Casi un mes antes, al día siguiente de que el PP sufriera una histórica derrota electoral tras el atentado del 11- M, ya era consciente de que, a partir de entonces, la aureola de poder que rodea a un ministro se había terminado. Su objetivo fue dejar preparado el ministerio para su sucesora y volver a trabajar junto a Mariano Rajoy en el PP, el partido que le ha dado todo lo que es en política.

Esta forma de dejar de ser ministro retrata a la perfección la personalidad y la trayectoria política del hombre al que todos reconocen su profundo conocimiento de Europa, su formación intelectual y política y, sobre todo, su cercanía y su capacidad para «subir y bajar la escalera» de la política, como él siempre dice. «De eurodiputado pasé a ser concejal en el Ayuntamiento de Jerez, y de concejal a ministro de Agricultura», suele repetir cuando durante todo este tiempo, en el que ha estado en el ojo del huracán, le han preguntado una y otra vez si ambicionaba ser candidato o comisario europeo .

Sus formas, algunas veces excéntricas, como cuando se grabó un video con la boca tapada para denunciar la censura que ejercía sobre él en Onda Jerez el entonces alcalde Pedro Pacheco; o sus populares comentarios sobre su costumbre de comer yogures caducados, ducharse con agua fría para ahorrar o comer insectos, lo han convertido en un político cercano a los ciudadanos y le han granjeado la simpatía de la gente, en unos momentos de dura recesión económica y de desafección con la clase política. De hecho, es el ministro más valorado del Gobierno y del que todos destacan los aciertos de su gestión.

Sin embargo, estos gestos tan cercanos no han podido ocultar el currículum político que atesora y que le ha llevado a ocupar todo tipo de cargos públicos . Su carrera en la vida pública ha estado cimentada en una sólida formación como abogado del Estado, oposición que aprobó en 1974 y que le llevó directamente a Jerez de la Frontera (Cádiz) para trabajar en la delegación de Hacienda, impartiendo además clases en la Facultad de Derecho de esta localidad gaditana. Una formación jurídica a la que hay que añadir el conocimiento de varios idiomas, ya que habla inglés, francés, alemán, se defiende en italiano y ahora está estudiando chino.

Desde Jerez inició su trayectoria política en 1982: ingresó en Alianza Popular, fue elegido entre 1982 y 1986 parlamentario andaluz y colaboró intensamente con Antonio Hernández Mancha. En ese momento conoció a Mariano Rajoy y los dos se unieron al proyecto político que encabezaba Hernández Mancha. Desde entonces se dedicó por completo a la política y ocupó un puesto de senador por la provincia de Cádiz.

Al finalizar su etapa en Andalucía inició su carrera en Europa y fue elegido eurodiputado entre 1982 y 1999. Precisamente ha sido en Europa donde ha forjado gran parte de su carrera política, ya que ha ocupado la presidencia de la Comisión de Pesca y de Política Regional.

En 1994 abandonó el Parlamento Europeo para liderar la candidatura del Partido Popular al Ayuntamiento de Jerez. Obtiene el acta de concejal y lo revalida en las elecciones municipales de 1999. En este momento, el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar , lo nombra ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación. Es en esta etapa donde se revela como un hábil negociador en Bruselas, donde se desenvuelve con soltura por las instituciones comunitarias.

Al margen de su vocación política, Arias Cañete es un apasionado de la velocidad y de los coches de época. En su casa de Jerez, a la que intenta ir todos los fines de semana, siempre le esperan algunos de estos modelos que colecciona. Sin embargo, desde que su primera hija (tiene tres) le convirtió en abuelo, su otra pasión, que comparte con su mujer, Micela Domecq, son sus nietos. El sábado, tras presentar su candidatura, tiene un vuelo a Jerez para bautizar a su tercer nieto.

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