La candidatura de Juncker a la Comisión divide a los líderes europeos
El británico David Cameron y el húngaro Víctor Orban se oponen a que el luxemburgués sea presidente de la Comisión. Merkel y Rajoy le apoyan
Enrique serbeto
Los dirigentes europeos empezaron ayer el proceso de designación del nuevo presidente de la Comisión Europea, todavía con el peso de las sobresaltadas elecciones del domingo en el ambiente. Los líderes están divididos entre los que, como el presidente Rajoy, creen que «en principio» debe ... buscarse una fórmula para que el puesto lo ocupe el luxemburgués Jean- Claude Juncker y los que como el británico David Cameron o el húngaro Víctor Orban se oponen frontalmente. Situación ante la que, en la cena de la cumbre de ayer, el presidente del Consejo, Hermann van Rompuy, propuso que le dieran un mandato para explorar diversas fórmulas «desde el respeto de los tratados» y al mismo tiempo «teniendo en cuenta el resultado electoral».
Esta es la primera vez que se vincula la presencia de candidatos de los partidos políticos con una decisión que legalmente deben tomar por su cuenta los presidentes de los países miembros. Antes de esta cena informa, ayer mismo por la mañana, se había reunido la Conferencia de Presidentes de los partidos del Parlamento Europeo para dejar claro que no renuncian a que se tenga en cuenta la decisión de los electores y que puesto que el Partido Popular ha sido el ganador en numero de escaños, le conceden a Juncker la potestad de ser el primero en intentar buscar una mayoría, una formulación que incluye sutilmente la advertencia de que cualquier candidato que presente el Consejo deberá ganarse en su momento el apoyo de una mayoría absoluta en el Parlamento.
Así se explica que algunos líderes como el holandés Mark Rute hubiesen llegado a la cumbre habiendo dicho los días previos que no querían ver a Juncker ni en pintura pero que ahora están dispuestos a considerar esta opción: «La nominación de uno de los candidatos de los partidos, podría bien ser el resultado de la discusión, pero no tiene por qué ser automático. Primero quiero ver la agenda de la Comisión y luego hablaremos de nombres, porque a los ciudadanos les interesan menos normas y mas puestos de trabajo».
Abiertamente en contra están el británico Cameron, el sueco Frederik Reinfeldt y el húngaro Orban, tres países que están fuera del euro y que no pueden optar a ciertos puestos en el organigrama de las instituciones. Los dos primeros han intentado formar una minoría de bloqueo apoyándose en Eslovenia, Lituania o Irlanda (cuyo primer ministro Enda Kenny también ha estado en las quinielas) pero no han logrado que se comprometan a ello. Y, de todos modos, no llegarían a tener capacidad de bloqueo sin la intervención de Alemania. La canciller Angela Merkel, que no ha visto este proceso con entusiasmo, dijo al entrar que «Juncker es nuestro candidato», pero constató que no existe una mayoría suficiente para garantizar su nombramiento. Algunos funcionarios interpretaron estas palabras como la constatación de que Alemania no querría un presidente de la Comisión que no tenga la confianza de un país tan relevante como el Reino Unido, pero en este caso los presidentes ya no son libres de tomar la decisión que quieran, sin arriesgarse a una tormenta política con el Parlamento.
Sobre todo porque todos los lideres políticos que llegaron ayer a Bruselas eran conscientes de la delicada situación política que ha provocado la irrupción de los euroescépticos tanto de extrema derecha como de extrema izquierda. El propio presidente francés, Francois Holande, cuyo partido ha sido humillado por el Frente Nacional que quiere abiertamente la salida de Francia de la UE y del euro, ya dijo que este «no es solo un problema francés sino un problema europeo».
La recuperación del apoyo de los ciudadanos a la idea europea y el apoyo a sus instituciones debería ser el principal objetivo. Cabe preguntarse si ignorando el hecho de que los partidos han presentado a Juncker y al socialista Martin Schulz como candidatos a presidir la Comisión va a ayudar a ello. Pero haciéndolo de forma que se consolide un automatismo entre las elecciones y la designación a la presidencia de la Comisión, el Consejo estaría renunciando a la potestad que le confiere el Tratado de Lisboa de elegir a su conveniencia el encargado de dirigir el ejecutivo comunitario.
No es de extrañar que, según fuentes de su gabinete, el presidente saliente, el portugués José Manuel Barroso observe con cierta “complacencia” el proceso de su sucesión, recordando que él mismo había sido candidato formal del PPE hace cinco años, aunque solo pronunció esa palabra después de haberse garantizado el apoyo de los gobiernos.
Así las cosas, el mandato de Van Rompuy se va a centrar probablemente en la formulación de un programa que encamine el trabajo de la futura Comisión Europea, de manera que Juncker pueda ser aceptada por una mayoría amplia, tanto en el Consejo como en el Parlamento.
En virtud de esta victoria, el candidato popular, el luxemburgués Jean-Claude Juncker , ha reclamado la presidencia de la Comisión, pero no ha logrado de momento el apoyo de los socialistas y los liberales, imprescindible para conseguir una mayoría suficiente. Los presidentes de los grupos políticos de la Eurocámara se reunirán por primera vez este martes justo antes del inicio de la cumbre para tratar de acercar posturas y presentar un candidato común.
La rapidez en la convocatoria de la cumbre, orquestada por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, permitirá en todo caso a los líderes europeos recuperar la iniciativa en la elección del sustituto de José Manuel Durao Barroso al frente del Ejecutivo comunitario. En su carta de invitación a los jefes de Estado y de Gobierno de los 28, Van Rompuy explica que el objetivo de la cumbre es «discutir los resultados de las elecciones y examinar qué podemos aprender de ellos». «Será muy pronto para decidir sobre nombres», resalta el político belga.
Van Rompuy espera obtener de los líderes europeos un «mandato» para negociar con la Eurocámara durante las próximas semanas el nombre del presidente de la Comisión. Según el Tratado de Lisboa, son los líderes europeos los que deben designar por mayoría cualificada al candidato al cargo de presidente de la Comisión, pero «teniendo en cuenta» el resultado de las elecciones a la Eurocámara. Después, el candidato debe ser confirmado en el Parlamento por mayoría.
Martin Schulz rechaza la derrota
Pero los grupos políticos de la Eurocámara han aprovechado este cambio para presentar por primera vez candidatos a presidir la Comisión, en un intento de personalizar las elecciones, movilizar más participación y aumentar el poder del Parlamento. Sin embargo, el principal rival de Juncker, el alemán Martin Schulz , actual presidente del Parlamento, se niega de momento a aceptar la victoria del conservador, ha puesto en duda los resultados, y ha anunciado que él también intentará lograr una mayoría en el Parlamento.
La falta de acuerdo entre los principales partidos de la Eurocámara, sumada a la baja participación que apenas superó el mínimo del 43%, allana el camino para que los líderes europeos descarten tanto a Juncker como a Schulz y busquen un candidato 'tapado' alternativo, y la primera señal podría salir ya de la cumbre de este martes.
De momento, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, del PPE, ha dicho que no acepta a Juncker. También el primer ministro holandés, Mark Rutte, ha puesto en duda a los candidatos de la Eurocámara, mientras que el británico David Cameron ha filtrado que rechaza tanto a Juncker como a Schulz. Y la canciller alemana, Angela Merkel, también ha dejado claro en el pasado que no hay automatismo.
Desde hace meses se dice en Bruselas que la candidata preferida de Merkel es la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde. También se mencionan los nombres de los primeros ministros de Finlandia, Jyrki Katainen, o de Irlanda, Enda Kenny. O el de la primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt, a la que se considera favorita de Cameron.
En todo caso, la elección del nuevo presidente del Ejecutivo comunitario no se concretará hasta la cumbre del 26 y 27 de junio.
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