La renuncia de Cabrales al consejo del Banco de España agita al supervisor y señala el peso político en los nombramientos

El ruido en torno a la decisión del candidato propuesto por el PP alcanza también a la elección de la ex directora de gabinete de Nadia Calviño como candidata del Gobierno

PSOE y PP habían acordado designar perfiles técnicos y de reconocido prestigio

Pablo Hernández de Cos y Nadia Calviñoop EFE

Bruno Pérez

Madrid

Ajeno a la precipitación de los acontecimientos en las últimas horas del martes, el BOE daba cuenta ayer del nombramiento del economista Antonio Cabrales como consejero del Banco de España. El reputado doctor en Economía y catedrático del Departamento de Economía de la Universidad Carlos ... III, sin embargo, había renunciado horas antes de la publicación del boletín a ese nombramiento tras comprobar el tremendo revuelo político generado por la presencia de su firma en un documento de apoyo a los exconsejeros catalanes de Economía, Clara Ponsatí -huida de la Justicia tras el 1-O- y Andreu Mas-Colell, compañeros de profesión y con los que le unía una relación personal.

«Renuncio. No quiero tensar más el país y me parecía que esto iba a tensar. Necesitamos calma», explicó el ya exconsejero del Banco de España en declaraciones exclusivas a ABC para justificar su decisión.

El economista decidió dar un paso a un lado cuando percibió que el aparente consenso que se desprendía del acuerdo entre el Gobierno y el PP para su nombramiento no había impedido una refriega política en torno al mismo, por mucho que esta surgiera a nivel interno en el Partido Popular.

Las redes sociales se llenaron ayer de mensajes de apoyo de economistas de todos los espectros ideológicos a Antonio Cabrales, lamentando su renuncia y también las injerencias políticas en la designación de unos puestos de perfil claramente técnico.

El lastre del partidismo

Según fuentes implicadas en las negociaciones de los últimos días entre Gobierno y PP para cubrir las vacantes en el Consejo del Banco de España, el propio gobernador de la institución, Pablo Hernández de Cos, había pedido expresamente que la sustitución de los consejeros salientes, Carmen Alonso y Fernando Eguidazu, no se convirtiera en una refriega de naturaleza partidista.

El seísmo provocado por la fulminante renuncia del reputado catedrático de Economía de la Universidad Carlos III, y por las causas que la han desencadenado, ha vuelto a poner en el punto de mira las debilidades de un sistema de nombramientos que otorga al Gobierno y, en su caso, al principal partido de la oposición un protagonismo que el propio Hernández de Cos cuestionó en su comparecencia ante la subcomisión de Calidad Democrática para la reforma del sistema de nombramientos de supervisores y reguladores.

El gobernador abogó entonces por dar un mayor peso al Parlamento en la designación de altos cargos, incluso aunque fueran a propuesta del Gobierno, y por realizar exámenes de idoneidad profesional a los candidatos propuestos antes de aprobar su nombramiento, en línea con lo que ocurre en otras instituciones como el BCE o el Banco de Inglaterra.

El mayor volumen de ruido se ha generado en torno a la renuncia de Antonio Cabrales, el consejero propuesto por el PP, pero las fuentes consultadas apuntan también a que en determinados ámbitos del Banco de España tampoco ha sentado bien la decisión de la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, de proponer a su ex directora de gabinete, Judith Arnal, para el consejo de la institución. Dicha corriente de opinión entiende que hay profesionales con una reputación equiparable o incluso mayor que la de la ex alto cargo del Ministerio de Asuntos Económicos y que proyectarían una imagen de mayor independencia.

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