El lento viaje sostenible de las empresas iberoamericanas

El informe recoge opiniones de cerca de 300 empresas y asociaciones de 20 países. Una completa revisión a lo conseguido (y a las tareas pendientes) en el ámbito. En la presentación del informe, el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, destacó cómo «la sostenibilidad es la palanca imprescindible para el desarrollo económico y social de Iberoamérica. Este informe ofrece un mapa completo de lo que es la sostenibilidad en Iberoamérica, que, desde hace tiempo, está en el centro de las políticas de actuación de centenares de empresas de la región».

May López, directora del MBA en Sostenibilidad en EAE, directora de Empresas por la Movilidad Sostenible y autora del informe, subrayó, por su parte «la importancia de mantener el compromiso de neutralidad climática y de descarbonización de la economía, con normativas como el reglamento de taxonomía, que han generado que se empiece a desinvertir en petróleo, gas y carbón y empiece una especulación de la energía reforzada por actual guerra de Ucrania».

En todo caso, el viaje no está exento de recovecos, como se ha demostrado esta semana con la aprobación, por parte del Parlamento Europeo, de la consideración de la energía nuclear y gas como fuentes renovables. Mientras tanto, los resultados del informe muestran un necesario acercamiento de los indicadores mostrados en los países latinoamericanos a los propios de Europa: un 74,4% de aplicación de iniciativas de RSC en España. Portugal y Andorra frente a una media de un 47,40% en los latinos. Y en un contexto general (la muestra incluye desde pymes y asociaciones a grandes firmas) se destaca cómo el 34% de las organizaciones han integrado criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobierno) en su gestión, el 32% está en proceso y el 34% aún no lo han hecho.

La investigación señala que, en la actualidad, la RSC está fuertemente marcada por la preocupación medioambiental (40,1%), la ética (38,8%) e integridad (26,9%) de las organizaciones, tanto en grandes empresas, asociaciones y pymes. Y el cambio climático (24,5%), la crisis económica (24,5%) y la ciberseguridad (20,4%), se posicionan como los principales riesgos para las organizaciones de la Región en los próximos años.

May López, que subraya la importancia de que el ODS 7 (energía limpia y asequible) haya pasado de la posición 12 a la primera, incide también en la diferencia de regulaciones entre continentes para cohesionar la ruta hacia la inclusión y la sostenibilidad: «La exigencia regulatoria provoca cambios en los objetivos de producción y comercialización, así como en el 'due diligence', el reporting, etc. Y la información cobra cada vez mayor importancia, algo que influye tanto en los criterios para una inversión sostenible o para reforzar el compromiso social del consumidor».

Concienciación, por lo tanto, para todos, impulso de la formación a todos los niveles… Narciso Casado, secretario permanente del Consejo de Empresarios Iberoamericanos-CEIB (24 organizaciones), añade a estas variables la propia de la «inversión de impacto, una estrategia de gran utilidad que consiste en invertir en empresas innovadoras y sociales. Este proceso implica también seguir trabajando en la medición de impacto y en la integración de esta herramienta en la hoja de ruta de los inversores. Todo ello no será posible sin financiación internacional, comercio intrarregional, nuevas tecnologías y grandes dosis de colaboración público-privada… ni sin creación de empleo, la mejor fórmula de inclusión social que existe». Una tarea que requiere «una visión muy a largo plazo y ejercer de guía y de paraguas para el resto de las asociaciones y las empresas».

En este entorno de colaboración activa, Antonio Magraner, secretario general de FIJE, que engloba a 16 asociaciones de España, Portugal, Andorra y Latinoamérica (más de 100.000 jóvenes empresarios) señala lo irrenunciable de la sostenibilidad, «que tiene que ser viable, un proceso de cuya evolución estamos contentos». Magraner, formado en Derecho y Telecomunicaciones, destaca la importancia de este segundo vector de desarrollo «por ser transversales a toda la actividad económica y social, por eso es tan importante la lucha para reducir la 'brecha digital'».

Una tarea conjunta en la que el trabajo digno se encuentra en la base de los esfuerzos, como concluye el representante de FIJE: «Una nación fuerte no puede existir sin sus empresas, pero menos aún sin un capital humano que cuente con condiciones dignas, algo que repercutirá en el conjunto de la sociedad».

La figura del director o profesional de sostenibilidad (Dirse) ha aumentado su presencia en los últimos años en el seno de las empresas, más aún cuando los rigores normativos (ya hay una transición del 'sotf law' al 'hard law') requieren de profesionales mejor preparados en este sentido. Una progresión favorecida por el incremento de compañías que son conscientes de este rol, como se recoge en el informe: tres de cada cuatro compañías consideran que la Responsabilidad Social se va a consolidar como una forma natural de hacer negocios (un 90% en los últimos dos años, en el caso de las Grandes Empresas Iberoamericanas, que facturan más de mil millones de dólares).