el quinto en discordia
Otra más
La decisión de entrar en el capital de Telefónica se enmarca en la categoría de arbitrariedades a las que tanto se ha aficionado este Gobierno últimamente
La SEPI necesita de una inyección de al menos 1.600 millones para tomar el 10% de Telefónica
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Iniciar sesiónLa decisión de entrar en el capital de Telefónica se enmarca en la categoría de arbitrariedades a las que tanto se ha aficionado este Gobierno últimamente. Otra más. Nos lo han tratado de vender como algo inevitable tras la entrada en el capital de ... los árabes pero no es así en absoluto. Si el Gobierno considera que frente a lo que han manifestado, la inversión de Arabía Saudí no es de carácter financiero tenían, tienen, otros mecanismos para no autorizar la operación. Recientemente han actualizado la legislación anti opas y podrían haber tirado de ella. No ha sido así. Han preferido tirar por la calle del medio no se sabe muy bien si por no querer molestar a los árabes -a los que en cualquier caso, con la medida anunciada les estás dejando caer que no te fías- o porque han aprovechado la circunstancia para dar un importante giro en lo que ha sido la política de participaciones industriales por el Estado desde hace más de veinte años.
Los argumentos son muy endebles, profundamente antiliberales y preocupantes por lo que se pueden estirar. El carácter estratégico de Telefónica es un comodín con un tufo patriotero que a muchos enardece pero que no tiene el menor sentido a estas alturas de la película. Los campeones nacionales no tienen ningún sentido en ningún sector como demuestra lo vivido estos últimos años. ¿Qué problema, por ejemplo, ha habido con que la compañía británica IAG comprara Iberia hace unos años? Ninguno. ¿O cuánto ha sufrido las telecomunicaciones británicas porque Telefónica se hiciera con la británica O2 hace unos años? Nada. Preguntado de otra manera ¿hemos estado estos años desguarnecidos porque no hubiera participación del estado en Telefónica? La respuesta es obvia: desde luego que no.
La mejor defensa
Ignacio Marco-GardoquiSe trata de otra cacicada con las que por cierto cada vez se le ve más cómodo al presidente del Gobierno que no tiene justificación. El camino no es nacionalizar compañías y, llevado al extremo, hacer planes quinquenales, sino precisamente lo contrario tratar de incentivar la inversión tratando de reducir al mínimo el riesgo regulatorio.
El papel del Gobierno ahora dentro de Telefónica es difícil de entender. ¿Con que gorro se va a sentar en el Consejo? ¿Con el de accionista, el de regulador o el del partido político que pasaba por ahí?. Su sola presencia quebranta el gobierno corporativo y todas las decisiones van a estar cuestionadas. Se trataba de un sector -y de una compañía- difícilmente invertible y esto lo hace todavía menos atractiva. Con independencia de como haya podido reaccionar estos días en Bolsa, la noticia no es buena se mire como se mire.
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