Tíc, tac, Tik Tok

La norma, que iba mezclada en un proyecto con la ayuda militar a Ucrania, Israel y Taiwán, se enmarca en el abierto retorno al proteccionismo que se está dando en Occidente con la excusa del carácter estratégico de ciertas empresas o de las amenazas a la seguridad nacional. «Esta es una herramienta que, en última instancia, está bajo el control del gobierno chino», dijo al Congreso Christopher Wray, director del FBI.

Hay que destacar que el Estado norteamericano es bastante más intervencionista de lo que se piensa habitualmente (lo vimos en la pandemia), pero hasta ahora no se inmiscuía en el capital de las empresas. Ahora no lo hace, pero sí lo condiciona. La medida contra Tik Tok se parece mucho a las diversas legislaciones que durante años impedían en muchos países que sus medios de comunicación se vendieran a potencias extranjeras. Incluso los gobiernos más liberales eran extraordinariamente cuidadosos a la hora de exigir una autorización previa con el fin de comprobar que existía reciprocidad con el país de origen de los compradores de diarios y medios audiovisuales.

Si hablamos de reciprocidad, Tik Tok lleva las de perder. China lleva años poniendo todo tipo de cortapisas a las aplicaciones occidentales. Apple ha sido una de las más castigadas. Tan sólo hace cinco días, la Administración del Ciberespacio de China pidió a Apple que eliminara las aplicaciones WhatsApp y Threads de Meta de su App Store.

En el caso de Tik Tok, que se ha convertido en el medio de información más relevante entre las nuevas generaciones de ciudadanos estadounidenses, el problema no es tanto su capacidad de recopilación de datos como la posibilidad de utilizarlos para operaciones de microtargeting como las que realizó Cambridge Analytica en las elecciones de 2016.

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