ajuste de cuentas
Dos informes italianos
No era difícil predecir lo que dice Letta y lo que dirá Draghi, pero lo que le falta a Europa son ideas radicalmente nuevas
La batalla por el propósito de las empresas
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Iniciar sesiónLa Unión Europea ha estado feliz durmiendo en sus laureles hasta que Trump, Putin y la pandemia la han despertado. De pronto hemos descubierto que hemos perdido peso. El PIB de la UE equivalía al 91% del de EE UU. hace una década y ... ahora es el 65%. Le dirán que si lo calcula en dólares es por el efecto de la reevaluación de la moneda norteamericana. Entonces se acordará de aquella idea de que el euro fuera moneda de reserva mundial. Otra ilusión rota.
Así que a falta de uno, llegan a la mesa europea dos informes sobre competitividad. Los dos elaborados por exjefes de gobierno italianos, Enrico Letta y Mario Draghi. Con 68 gobiernos en 78 años, Italia tiene suficientes exgobernantes como para escribir toda una biblioteca. Es un error que coincidan los dos informes en fechas tan próximas (el consejo europeo recibió el de Letta el miércoles 17 de abril y en junio conocerá el de Drgahi). Todo el mundo se está acordando del informe de Mario Monti de 2010, perdido en alguna estantería. Este error de coordinación es hijo de las malas relaciones de Charles Michel, que le encargó el informe a Letta, y de Ursula von der Leyen, que se lo encomendó a Draghi. ¿Nadie pensó que era mejor que los unificaran? Pues no.
Ambos documentos se acabarán pareciendo. El de Letta ya está siendo destripado, pero insiste en la unidad de mercado que se ha ido perdiendo. Propone, por ejemplo, una bolsa tecnológica europea y un tren de alta velocidad que una las capitales europeas en vez de seguir fragmentando la red ferroviaria.
Draghi, en cambio, dio un discurso el 16 de abril en el que habló por primera vez de la filosofía de su documento. Y dijo que tiene tres hilos conductores. El primero es la posibilidad de beneficiarse de las economías de escala. Europa podría ser como China o EE.UU., pero la fragmentación nos frena. El segundo hilo es la provisión de bienes públicos, donde mencionó la necesidad de un mercado energético interconectado o un mercado de capitales unido. El tercer hilo es asegurar el suministro de recursos e insumos esenciales (Ley de Materias Primas Críticas).
Coinciden los dos documentos en caracterizar a la UE y su mercado único como «el mundo de ayer», reciclando la idea de Stefan Zweig. Y aunque en ambos se advierte una crítica a la regulación en cuanto produzca fragmentación, no se ataca el corazón del problema que supone la 'permisología' y los protocolos de una actividad regulatoria que Bruselas considera su razón de ser. Letta, que se queja de que el ahorro europeo viaja a EE.UU. para volver a comprar empresas europeas, no tiene mejor idea que proponer nuevos impuestos continentales o emisiones de deuda. Esperemos que Draghi muestre mayor maestría a la hora de seducir y movilizar el ahorro europeo. El economista Barry Eichengreen escribía recientemente que se podía predecir lo que dirían estos informes, porque sus ideas ya son viejas. «Lo que Europa necesita desesperadamente son nuevas ideas», advertía. jmuller@abc.es
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