ajuste de cuentas
La quinta extinción
El otro día en Bilbao entré en 'La taberna de Patxi'. Patxi tiene los ojos almendrados y sus hermanas también
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Madrid
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Iniciar sesiónHace treinta y cinco años, la principal amenaza del pequeño comercio eran las grandes superficies. Entonces, toda una generación de negocios mermó y, después, fue desapareciendo. En la década de 1980 ya había pocas mercerías, pero las jugueterías sobrevivían. Todo eso cambió a comienzos del ... siglo. Vino el 'boom' inmobiliario y la telefonía móvil y las ciudades se llenaron de pequeñas tiendas que vendían teléfonos o inmuebles. El estallido de la burbuja se llevó todo eso por delante. La crisis bancaria también quitó las sucursales: había hasta cuatro marcas bancarias distintas con sus respectivos cajeros automáticos en una calle.
Ahora, la gran amenaza es el comercio electrónico. La pandemia contribuyó a acelerar la llegada de este canal de ventas y en los últimos ocho años el pequeño comercio ha perdido 75.000 autónomos. Hay quienes creen que si no puedes vencerlos, únete a ellos: la famosa tienda de Pontejos, la última gran mercería que queda en Madrid, ese mercado de Samarkanda donde podías encontrar el juego de botones que te faltaba o la cremallera que iba a juego con el abrigo reciclado del abuelo, ya tiene versión online. Nunca tendrá el encanto del almacén físico con sus infinitas cajas y estanterías, ni el de sus dependientes, con sus memorias espaciales que harían palidecer a un campeón de 'Pasapalabra', pero www.pontejos.com tiene la eficacia justa para las prisas modernas y, además, tiene 'click and collect'. ¿Qué te diría tu abuela, eh?
La del 'e-commerce' es una ofensiva seria. Es el invento perfecto para una generación de consumidores que se hace adicta a cualquier cosa que esté en una pantalla. Tiene un inconveniente: las devoluciones. Con el pequeño comercio, éstas marcaban el límite entre el cliente tóxico y el bueno. Con las grandes superficies, pasó a ser un error tolerado, porque la segunda visita se convirtió en una gran ocasión de colocarle otra prenda al cliente. Para la compra online, la devolución gratuita dejó de tener sentido económico. En su momento fue una inversión necesaria para darle garantías al comprador, pero nunca se pensó que legiones de estos empezarían a encargar el mismo producto en tres o cuatro tallas distintas para devolver las dos o tres que le quedaban peor. Hasta se ha inventado un nombre para esta actividad –logística inversa– que implica entre 25.000 y 30.000 millones de euros que dan vueltas por las ciudades.
Ahora, la arremetida de la comida y de la venta online de productos frescos está causando la quinta extinción. Sufren las pescaderías y carnicerías de toda la vida, y esas fruterías que han sido el elemento cohesionador de la población inmigrante durante la última crisis. O tienes un nicho de mercado muy bueno o tienes que estar dispuesto a sacrificios indecibles para sacar adelante tu pequeño comercio. Los inmigrantes chinos dejaron su nicho que eran sus restaurantes y saltaron a los 'todo a cien', donde vivían en la parte de atrás. El otro día en Bilbao, entré en 'La taberna de Patxi'. Patxi tiene los ojos almendrados y sus hermanas también. jmuller@abc.es
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