Ajuste de cuentas
¿Qué esperaba Sánchez?
Se carga toda la cultura política de la Transición, sembrando una discordia inédita, ¿y espera que lo aplaudan?
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Terminé 'España, terra incognita', el último libro de José Manuel García-Margallo y Fernando Eguidazu, el miércoles por la tarde, un par de horas antes de la 'carta a la ciudadanía' del presidente. La misiva de Pedro Sánchez habría sido un magnífico epílogo de ... esta obra. De hecho, animo a los autores a incluirla en una futura reedición. El subtítulo del libro publicado por Almuzara es «el asedio a la democracia» y a lo largo de sus 287 páginas resume, con gran apego a los hechos, lo que han supuesto los gobiernos de Sánchez y la ruptura de nuestra cultura política cuyo colofón ha sido una amnistía de saltimbanqui para conseguir siete votos y seguir sentado en La Moncloa.
En su carta, el presidente se lamenta. ¿Qué esperaba Pedro Sánchez que sucediera después de romper todas las reglas no escritas de la cultura política que cuajó en la Transición? Creo que es poco lo que nos pasa para el grado de ruptura de la confianza social que ha sembrado sobre todo con su segunda investidura, cuando más de la mitad del país tuvo que tragar con su cinismo y el de los que le acompañan que de un día para otro vieron que la amnistía era un hallazgo: pacificadora, dijeron. «Al guano el juego limpio y la deportividad, el espíritu de las leyes y las costumbres no escritas», escriben Margallo y Eguidazu. Y hay tres párrafos significativos más que copio aquí:
«Cuando el escándalo y la alarma ante cada atropello son rápidamente superados por uno nuevo, y estos se repiten cada semana o cada mes, casi cada día, la anormalidad y el deterioro institucional se pueden acabar convirtiendo en una rutina a la que los ciudadanos se acostumbran. Así, hasta que estos se despiertan un día y descubren que viven en un país distinto».
«Desgraciadamente, la decadencia ética que atravesamos es tal que muchos, antes de opinar sobre algo, el qué, prefieren saber quién lo hizo, para decantarse solo entonces entre la condena indignada, cuando son los contrarios, o la indiferencia y hasta la justificación, si son de los nuestros».
«Las democracias se pueden socavar desde dentro, desvirtuando las instituciones y dejando la Constitución sin contenido».
Telefoneo a García-Margallo, quien siempre me ha parecido un hombre muy culto, buen analista y un político de los que ya no quedan, para hablar de la carta y preguntarle sobre lo que cree que hará Sánchez. «Continuará», me dice, sin titubear un segundo. Y es que es de pura lógica. Si la que ha creado el problema es su mujer, no hay mejor lugar para defenderla que desde La Moncloa, aunque no puedas sacar una sola ley en cuatro años. Todas las demás opciones son malas. Los socialistas hacen un ridículo espantoso con su adoración al becerro de oro, pero –¡qué más da!–, allí está María Jesús Montero, que lo sabe todo de todos (hasta de Begoña Gómez). Dios escribe derecho con renglones torcidos. Leed 'España, terra incógnita', es mucho más certera que la 'Tierra Firme' que Sánchez dijo haber avistado.
jmuller@abc.es
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