Internet de las cosas ya conecta a las fábricas españolas con la eficiencia
Esta tecnología marca diferencias en la calidad de los procesos, la seguridad y el mantenimiento, un gran salto adelante que aún tienen pendientes las pymes
Internet de los sentidos, el siguiente eslabón evolutivo tras el internet de las cosas
Las empresa deben tener claro cómo y para qué quieren aplicar exactamente estas soluciones
Maximizar la eficiencia de los procesos, apuntalar la competitividad y conseguir estrechar relaciones con el cliente, tanto proveedores como usuarios finales, son los fines últimos de cualquier innovación. Y pocas encajan más con ese axioma que Internet de las cosas (IoT), una tecnología que ... comienza a asentarse y a mostrar todo su potencial en la industria española. Según la consultora Juniper Research, para 2024 se proyecta que el sector industrial –incluido el manufacturero, el comercio minorista y la agricultura– represente más del 70% de todas las conexiones IoT. Su adopción ha conocido tal progreso que tiene ya una categoría especial: el IIoT (IoT industrial). Sumarse a este cambio proporciona oportunidades que no hay que dejar escapar.
Según el informe de 2022 sobre madurez digital del Observatorio de Industria 4.0, el IIoT se percibe como una las tecnologías clave para la transición digital. La inversión en este mercado no deja lugar a dudas sobre su relevancia. IDC calcula que este año la inversión global en despliegues IoT alcanzará los 1,1 billones de dólares.
Su aplicación facilita «el control de la calidad de los procesos y el mantenimiento de los equipos industriales», indica Mikel Niño, responsable de estrategia en fabricación inteligente de Tecnalia. Actualmente, su rápido crecimiento responde a la búsqueda de mayor eficiencia y optimización en la que está inmersa buena parte del sector industrial, pero también a otras ventajas como «la seguridad de las personas en el entorno de trabajo y la interconexión entre diferentes empresas dentro de la cadena de valor, indica Niño. Por su parte, Álvaro López, coordinador de la Cátedra de Industria Conectada de la Universidad Pontificia Comillas, destaca como beneficios «la gestión y el mantenimiento de activos, calidad, trazabilidad o la gestión de la ejecución de la producción».
Pero el IoT no trabaja solo. En realidad, es una combinación de tecnologías «de sensórica, conectividad, arquitecturas de datos, algoritmia para procesarlos y la ciberseguridad que debe permear a todos los niveles de la solución», enumera Niño. Conectividad y 'big data' es un dúo ganador, porque de este modo se puede «disponer en tiempo real de información, vital para tomar las decisiones adecuadas», asegura Isabel Acedo, directora de preventa de Cloud Services de Hewlett Packard Enterprise (HPE) en España.
Esta disponibilidad inmediata es lo que está haciendo que industrias como la del petróleo y el gas estén yendo un paso más allá. Con Texmark Chemicals, HPE trabaja para ayudar en su planta petroquímica, un ejemplo extrapolable a España, donde este sector «se enfrenta a patrones de demanda cambiantes, iniciativas complejas y volúmenes de datos que aumentan exponencialmente», indica Acedo.
Esta refinería de próxima generación se basa en el IoT para dar seguridad a los trabajadores y elevar el rendimiento de los procesos «analizando los datos de bombas con sensores y 'machine learning' para reducir riesgos para los empleados y para el negocio», relata esta experta.
La preocupación por dotar a esta actividad de los últimos avances se nota incluso en las aulas, puesto que Repsol es patrocinador de la Cátedra de Industria Conectada de la Universidad de Comillas. Su coordinador subraya que «todas las facetas de la manufactura digital están fuertemente impactadas por esta tecnología».
En el sector de la automoción también se han hecho grandes progresos. Según datos de Roland Berger para Ganvam, alrededor del 40% del parque móvil español estará conectado en 2030. Y si la inteligencia llega al producto final, también debe incorporarse a su proceso de producción. En BMW, a los empleados de la cadena montaje se les dota de unas gafas inteligentes para tener acceso al diseño detallado de todas las piezas y las instrucciones de montaje. En la cadena de producción hace tiempo que las máquinas comenzaron a sofisticarse por medio de robots móviles autónomos (AMRs). Tal es el caso de la fábrica de Martorell de Seat, que incorporó en 2021 los EffiBOT de Effidence. Estos robots colaborativos ('cobots') también se colocaron en la planta de Volkswagen Navarra hace tres años para ayudar en el montaje del Polo y el T-Cross. El mismo año que Mercedes-Benz incluyó en su planta de Vitoria el primer 'cobot' que trabaja con vehículos en movimiento, un proyecto desarrollado con la Universidad del País Vasco.
Desde Tecnalia, afirman que «al tratase de enfoques muy transversales, estos ámbitos de aplicación se han venido desarrollando en paralelo en una gran variedad de sectores dentro de la industria manufacturera». Dentro de los bienes de equipo, está el caso de industrias Puigjaner: «Hemos desarrollado plataformas de IoT industrial que monitorizan su flota de máquinas y permiten optimizar el control del proceso que ejecutan», comenta Niño.
En el ámbito de la logística, el IIoT también tiene mucho que ofrecer. En Szendex se lleva a cabo «la monitorización en tiempo real y del histórico de ubicación, estado y manipulación de envíos biosanitarios», expone este experto, que también habla de los avances en sostenibilidad ambiental, «con la puesta en marcha de sistemas automáticos para el diagnóstico de la eficiencia energética en plantas industriales» o el lanzamiento de la startup Epic Power junto con la Universidad de Zaragoza, enfocada al «desarrollo de nuevos sistemas electrónicos de potencia destinados a la mejora de la eficiencia energética».
Gran potencial
Un estudio de McKinsey & Company indica que las fábricas representan la mayor cantidad de valor económico potencial del internet de las cosas, alrededor del 26% en 2030. El sector industrial mira al futuro con optimismo porque «las empresas españolas son conscientes del potencial y las ventajas que puede aportar: la mejora de la experiencia del cliente, la reducción de gastos operativos, la optimización del uso de activos…», enumera Acedo.
Los desafíos que tiene por delante el IIoT son muchos, empezando por «la implementación eficaz en las pymes, dado que a menudo éstas no disponen de recursos para definir planes elaborados de digitalización», comenta Álvaro López, añadiendo que «la gestión digital de la cadena de suministro ha emergido como una de las palancas para poder hacer frente a tanta incertidumbre económica».
Las empresas deben hacer un ejercicio de reflexión antes dar un paso hacia adelante y adoptar el IoT para ser más resolutivas. Mikel Niño admite que las compañías «deben tener bien claro los dóndes y los para qué de estas soluciones y saber conectar estas posibilidades con el impacto a corto y largo plazo en la competitividad y resiliencia».