Un nuevo modelo de parque para la ciudad de Madrid

La percepción de la ciudad se encuentra hoy inmersa en el cambio que impone la rehumanización de su contexto físico. Ken Worpole señala que hoy es principal que se comparta esa percepción de cómo funcionan las ciudades, de la naturaleza esencialmente democrática del espacio público urbano y de una estética del paisaje urbano que al mismo tiempo es un sistema ecológico y ético. Y en tal percepción, convenientemente desprovista de sesgos ideológicos, ha de tener un protagonismo sustancial el gestor urbano, público y privado, armonizando y modulando los elementos y espacios de la ciudad, de las agrupaciones humanas, facilitando la interacción entre los ciudadanos y entre ellos y su entorno, determinando los factores cuyo impacto conseguirá mejorar la calidad de vida como consecuencia de su intervención en el proceso urbano, en la ciudad.

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En Valdebebas hemos diseñado y ejecutado 800.000 m2 de zonas verdes que conforman un nuevo modelo de parque que en estos días entregamos a la ciudad de Madrid. Un parque que contribuye de manera sustancial a la consolidación de aquella nueva percepción de la ciudad de que habla Worpole. La morfología de este nuevo paisaje urbano, considerada desde el punto de vista ambiental y estético, devuelve el suelo en que hemos actuado a la conformación original de su naturaleza y carácter, a su cualidad primera o constitutiva. Se trata, desde luego, de un espacio inexcusablemente antropizado, pero se ha proyectado y ejecutado la actuación procurando, sobre todo, la renaturalización de los espacios intervenidos, priorizando el concepto de sostenibilidad sobre el artificio, volviendo al paisaje natural más que al diseño de jardín urbano que tanto se prodigó desde la vuelta al clasicisimo en el siglo XIX y hasta finales del XX. Con este nuevo modelo de parque conseguimos en Valdebebas conciliar aspectos que, en principio, no parecía posible avenir, cuales son los tres tipos de motivaciones a que responde el uso humano del medio natural: económicas, ecológicas o ambientales y estéticas o paisajísticas. En efecto, la cobertura de la motivación económica encuentra su principal reflejo en la revalorización continuada de la propiedad de aquellos que han escogido Valdebebas para desarrollar su particular proyecto vital, así como en la generación de riqueza y valor para comerciantes y restauradores que aumentarán sus ventas con los visitantes a los nuevos espacios verdes públicos. Esta visión, llámenla mercantilista, se conjuga con el esencial aspecto ambiental y su dimensión social, cuya motivación queda perfeccionada con la generación de espacios que en Valdebebas se constituyen, en su conjunto, en uno de los sumideros de carbono más eficaces de la ciudad de Madrid. Y todo ello se completa con la motivación estética o paisajística, representada por el puro placer de contemplar el nuevo parque desde sus variadas atalayas, que permiten la observación conjunta del nuevo espacio, unido al Parque Forestal Valdebebas Felipe VI, o disfrutar del hermoso horizonte, aquello que la modernidad ha venido a renombrar como skyline, de la ciudad de Madrid.

Cada una de aquellas motivaciones han guiado la gestión de la Junta de Compensación Parque de Valdebebas durante la ejecución de este espacio, integrador en lo social, tecnificado y natural en lo ambiental, programando nuestra intervención con la intención declarada de lograr un nuevo modelo de parque para la ciudad de Madrid en que la sostenibilidad ambiental, económica y social, se convierten en algo más que en una mera declaración de principios ligados a modas y agendas. La obtención, por primera vez en España, de la certificación internacional SITES (Sustainable Sites Initiative) confirma y avala nuestra apuesta y materializa la conjugación de aquellas motivaciones concernidas. Esta certificación, administrada por el Green Business Certification Inc. (GBCI), ofrece un sistema de clasificación integral diseñado para distinguir a los paisajes sostenibles, medir su desempeño y elevar su valor. Valdebebas se convierte así, una vez más, en referente y modelo, en ejemplo de cómo han de ser los proyectos urbanos que durante los próximos años confirmarán a Madrid como una de las ciudades más avanzadas de Europa. La cortedad de miras, la contraposición de motivaciones o valores, su enfrentamiento y oposición artificial, la ideologización de los discursos, son obstáculos que el gestor urbano, público y privado, siempre desde el trabajo y la responsabilidad, ha de aprender a salvar, so pena de convertirse en rémora vacua y prescindible.