La entrada de la alemana OGE en el proyecto H2Med consolida el futuro hidroducto desde España
La infraestructura podría estar operativa en 2026 utilizando un 50% de las tuberías ya existentes de gas
Con la firma de la entrada de la alemana Open Grid Europe GmbH (OGE) en el proyecto H2Med, la nueva infraestructura de hidrógeno integrada europea comienza a tomar su forma definitiva. OGE, operador gasista alemán, «nos ayuda a garantizar nuestro objetivo de conectar la producción y los centros de demanda a lo largo de su ruta«, ha celebrado Arturo Gonzalo-Aizpiri, consejero delegado de Enagás, en la embajada de España en Berlín donde se ha celebrado un importante foro bajo el título 'H2Med, un ejemplo de cooperación energética europea'.
«Alemania tiene la firme determinación de descarbonizar su economía y H2Med es la forma de conseguirlo«, ha explicado Frank Reiners, miembro del consejo de administración de OGE, sobre la infraestructura, en cuya construcción participan también GRTgaz, REN y Teréga. El operador alemán calcula que el 50% de las tuberías que aporte serán tuberías ya existentes, lo que supondrá un ahorro del 30% en las inversiones y de un 50% en el tiempo necesario para implementar el proyecto. En 2026 se esperan las decisiones final sobre inversiones, que en conjunto rondarán los 20.000 millones de euros, y se espera que la infraestructura esté operativa en 2030. »Hasta ahora, todo va más rápido de lo esperado«, se ha congratulado Gonzalo-Aizpiri.
Alemania se une al proyecto del corredor de hidrógeno junto a España, Francia y Portugal
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La incorporación de OGE ha sido oficializada en el marco del mencionado foro en el que Enagas pretende tantear el interés por la infraestructura y al que asisten autoridades energéticas de los países implicados. H2Med incluye interconexiones transfronterizas que pueden transportar hidrógeno desde la península Ibérica hasta Francia. La primera conexión entre España y Portugal, proyecto H2Med-CelZa, y la segunda será una interconexión submarina entre España y Francia, el proyecto H2Med-BarMar.
Algunas organizaciones medioambientales critican que la actual producción de hidrógeno verde y la incertidumbre sobre su demanda futura no justifican la construcción de este proyecto, recomendando a cambio el consumo local del hidrógeno verde. Según Rodrigo Costa, presidente de la red eléctrica portuguesa REN, «no podemos pensar en H2Med exclusivamente desde el punto de vista de las exportaciones, porque lo que será en primera instancia es un gran catalizador para las industrias locales». En su opinión, «si queremos descarbonizar la industria europea, este proyecto tiene que suceder, porque tendrá un impacto directo en nuestras economías... desarrollará nuevas tecnologías relacionadas con la energía, impulsará la creación de empleo local, nos permitirá utilizar energía verde y dará un impulso a la competitividad europea, además de añadir garantía al suministro«. Resta importancia así al hecho de que Francia podrá vender, a través de H2Med, hidrógeno más barato que el español y el portugués, y con la misma calificación de verde a pesar de que sea fabricado a base de energía nuclear.
A la vista de los daños que están sufriendo otras infraestructuras energéticas, como el gasoducto Nord Stream en el mar Báltico, entre puertos rusos y alemanes y destruido hace poco más de un año, o el gasoducto Baltic Pipeline, entre Finlandia y Estonia, en Alemania preocupa la seguridad de la estructura. Gonzalo-Aizpiri ha comentado que, por el momento, las autoridades y fuerzas de seguridad locales garantizan la protección de la infraestructura en cada uno de los territorios por los que pasa.
En todo caso, los trabajos de adaptación de las tuberías para su uso con hidrógeno ya han comenzado en el norte de Alemania, tuberías con una longitud de 46 kilómetros que se ubican en el municipio de Emsbüren, en Bad Bentheim, en Baja Sajonia, y en Bad Bentheim, en Legden, en estado de Renania del Norte-Wesfalia. Se espera que estén listas para el transporte de hidrógeno en 2025. El primer conducto alemán exclusivamente para hidrogenación, en el este de Sajonia, parte de un plan de gas rojo de 900 kilómetros de longitud, que también utiliza infraestructuras para la modernización del gas.
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