Sacrificio y esfuerzo, valores a extinguir para el Gobierno

Durante muchos años en España, y probablemente en la mayor parte del mundo, la mejor manera que tenían o teníamos los hijos de familias humildes de garantizarnos un futuro mejor que el de nuestros padres y nuestros abuelos era estudiar, esforzarnos y sacrificarnos . Es el mensaje que siempre escuché en mi casa. «Estudia que nosotros no pudimos, que tuvimos que trabajar o ir al campo desde muy jovencitos para ayudar a nuestros padres a sacar a la familia adelante». Y es el mensaje que he transmitido a mis hijos: «Estudia, esfuérzate, lucha por conseguir lo que quieres. El sacrificio y el esfuerzo tienen su recompensa». Y ahora llega el Gobierno y Castells, con su convencimiento, y Sánchez y la ya exministra Celáa con su ley de Educación, y nos dicen que se podrán lograr títulos aunque no apruebes porque lo suspensos son elitistas , y bajan las notas para obtener becas para no discriminar a los que suspenden. Y yo me pregunto, ¿qué mensaje estamos mandando a nuestros niños y a nuestros jóvenes? Que da igual lo que te esfuerces y lo que trabajes porque vas a pasar de curso y vas a obtener el título igual.

El problema es que pasar de curso y enfrentarse a materias nuevas sin tener bien aprendidas las bases de años anteriores puede ser un absoluto desastre . Y nuestros hijos saldrán del colegio, del instituto y de la universidad sin haber repetido un solo curso, pero también sin haber aprendido nada y sin tener los mínimos conocimientos para enfrentarse al mundo laboral. ¿Es eso lo que queremos? Y en el trabajo, al menos en la empresa privada, no te van a decir «ay pobrecito, déjale aunque no sepa hacer nada o aunque no quiera hacerlo». Y en el empleo público, al menos hasta ahora, era necesario sacar unas duras oposiciones para obtener las plazas de funcionarios. Aunque parece que esto también podría cambiar.

El Gobierno socialpopulista de Sánchez quiere modificar el método y los exámenes de acceso a las plazas públicas «reduciendo la memorización de los temarios y valorando más las aptitudes» , según explicó el ya exministro de la Función Pública, Miquel Iceta . Una reforma, por cierto, que tiene bastante preocupados a los altos funcionarios, que temen que con el nuevo sistema se abra la puerta a la arbitrariedad y a los amiguismos , algo que con un examen en el que se valoran los conocimientos, es muy difícil de hacer. ¿Cómo y quién valora la aptitud? Sin duda es un concepto mucho más subjetivo. Y el argumento de que sacarse una oposición es muy caro porque exige mucho tiempo de estudio es cierto a medias.

En la práctica estas reformas del Gobierno socialista eliminan el principal ascensor social que tienen los más humildes: lograr una buena educación y permitirles acceder en igualdad de condiciones a un puesto público. Sin estas armas estamos condenando a muchos a mantenerse siempre abajo . Eso sí, les ofrecemos una renta mínima vital y les subimos el salario mínimo. Esto sí que es elitista. Ya vemos cómo funciona este modelo en la admirada Venezuela por el ala podemita del Gobierno o en la Cuba comunista a la que el PSOE se niega a calificar de dictadura . Se equivocan y el error lo pagarán los que no puedan dar a sus hijos una educación privada o no puedan enchufarlos en la Administración . El tiempo nos dirá quién tenía razón.