Viaje a las entrañas de Lukoil
Lukoil es la primera petrolera rusa privada y la segunda del mundo en volumen de reservas. Su filón principal se encuentra en la región de Janti-Mansiisk (Siberia occidental), en la cuenca geológica comprendida en el triángulo que forman el lago Samotlor y las ciudades ... de Nizhnevártovsk y Surgut. El Samotlor aparece en las imágenes de satélite de «Google Earth», pero no en los mapas que se editan en Rusia. Ello da idea de la importancia estratégica que Moscú dio siempre a ese lago y a todo lo que le rodea.
De allí es de donde procede el 55% de la producción de petróleo de Lukoil, según Borís Ivanov, director de proyectos regionales de la firma. En 2007, se extrajeron en la zona 277,9 millones de toneladas de crudo, casi el 60% de todo el que se comercializa en Rusia. Desde 1964, cuando comenzó la explotación de la cuenca del campo de Samotlor, se han extraído casi 9.000 millones de toneladas de crudo y quedan todavía, según la administración local, 2.500 millones de toneladas. Son, por tanto, las terceras reservas mundiales de petróleo.
Con una producción de 59,9 millones de toneladas anuales, el grupo de Vaguit Alekpérov controla gran parte de los pozos de Janti-Mansiisk, después de la estatal Rosneft, que produce 62,6 millones.
Automatización
Lukoil explota yacimientos en Langepás, Urái, Kogalim, Pokachí y Salejard. Las torres de extracción están ya automatizadas y apenas requieren operarios. La planta principal es la de separación, a donde llega el fluido directamente desde el interior de la tierra.
Está compuesto por petróleo, gas asociado y agua. Victoria Nekrásova, responsable de comunicación de Lukoil en Siberia occidental, explica que «el agua se inyecta nuevamente al pozo para mantener la presión en su interior, el petróleo en bruto va directo al oleoducto y el gas es lo que más procesado requiere».
Hasta hace poco, asegura Nekrásova, «el gas asociado se quemaba en las antorchas, pero su enorme cantidad llegó a constituir una seria amenaza para el medio ambiente». El Gobierno ruso obliga ahora a su tratamiento y utilización, lo que supone para las compañías una inversión considerable. Según el alcalde de Nizhnevártovsk, Borís Jojriakov, «se aprovecha el 69% del gas asociado y antes de 2011 habremos de llegar al 95%».
Más grandes que España
La región de Janti-Mansiisk tiene una extensión de 534.800 kilómetros cuadrados, 30.000 más que España, pero su población apenas supera el millón y medio de habitantes. Menos personas vivían allí hace medio siglo, cuando se encontró el petróleo. Las prospecciones en Samotlor se iniciaron en los años 50. Nizhnevártovsk, ahora la segunda ciudad de la demarcación, era un simple embarcadero en el río Obi.
Con la «fiebre del oro negro» llegaron colonos de toda Rusia, pese al severo clima y a las duras condiciones de vida. Las temperaturas en diciembre-enero pueden llegar a alcanzar los 50-60 grados bajo cero en días en los que la luz solar dura sólo cuatro horas. En Nizhnevártovsk hay un museo que ilustra sobre las peripecias de aquellos hombres y mujeres que se trasladaron al Dorado de Siberia para empezar una nueva vida.
Durante décadas, la extracción se hacia por turnos. Los empleados de las petroleras trabajaban una temporada, que podía variar entre los 15 días y los tres meses, y descansaban el mismo período de tiempo en partes de Rusia de clima más benigno. Nekrásova afirma que «salvo algunos obreros, cuyo trabajo se desarrolla en condiciones extremas o requiere una mayor concentración, el resto vive aquí permanentemente, casi ha desaparecido el sistema de turnos». Además, hay menos pobladores al haberse reducido el número de operarios necesarios en los pozos y en el resto de las plantas del ciclo. En cuanto a los sueldos, según sus palabras, «un operario sin gran especialización gana en torno a los 36.000 rublos al mes», unos mil euros, tres veces más que el actual salario medio en Rusia.
La portavoz de Lukoil asegura también que «las viviendas están ahora mejor acondicionadas y los poblados dotados de centros de ocio para hacer la vida más llevadera». Los cafés de internet también ayudan a sobrellevar las inclemencias de la taiga. En Langepás, la ciudad más grande que tiene Lukoil en el campo petrolífero de Samotlor, viven 40.000 personas en arregladas casitas que recuerdan los paisajes escandinavos.
En el área, no obstante, se ven todavía instalaciones decrépitas, como una planta cerca de Ráduzhni, más al norte, perteneciente a una petrolera llamada Vanioganeft. La pintura cuarteada de sus depósitos y tuberías deja ver el metal desnudo, cubierto de óxido, mientras los barracones prefabricados de sus empleados, construidos en la época soviética, aparecen desvencijados.
Cien nacionalidades
Los centros de población de Janti-Mansiisk son más abigarrados desde el punto de vista étnico que muchas ciudades rusas de la parte europea. En Nizhnevártovsk o Ráduzhni, por ejemplo, hay una gran cantidad de caucasianos y se ven mezquitas con frecuencia. «En toda la región viven más de 100 nacionalidades diferentes», confirma Jojriakov. Los únicos genuinamente autóctonos son los janties y los mansies, pueblos nómadas asociados al mismo grupo que los conocidos esquimales que pueblan las zonas árticas de todo el planeta.
En Variogan y sus alrededores hay varios asentamientos janties. En uno de ellos, viven tres familias en cabañas de madera. Para llegar hasta allí hay que recorrer en trineo unos ocho kilómetros a través de la taiga. La cobertura de los móviles no alcanza esa parte del bosque. Vitali Kazamkin, uno de los miembros del clan, muestra su rebaño de renos y cuenta que viven también de la caza y la pesca. Los pequeños van a la escuela de Variogan, en donde aprenden el ruso. Con la venta de la piel y la carne de los renos y otra serie de animales que capturan en la zona, obtienen rublos suficientes con los que adquieren vehículos todoterreno, trineos motorizados, combustible, generadores de electricidad y utensilios de todo tipo. Se calientan con la leña que recogen durante el verano y construyen sus propios chamizos.
Las mujeres tejen ropa para el uso de la familia y para vender también en los mercadillos. Atrás van quedando los tiempos cuando las petroleras desalojaban a los janties de sus poblados con excavadoras y cuando las constantes fugas en los oleoductos contaminaban sus tierras.
Petrodólares y nivel de vida
El gobernador de Janti-Mansiisk, Alexánder Filipenko, se siente ufano de que su región sea la segunda más rica de Rusia, después de Moscú, y de que el trasiego de petrodólares se empiece a reflejar en el nivel de vida de la gente y en el estado de las infraestructuras. «Nuestro objetivo ahora es reducir a la mitad nuestra dependencia del petróleo», señalaba durante un reciente foro económico. De momento, son los segundos productores de electricidad en Rusia.
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