Los sindicatos se guardan el cartucho de la huelga general
Si el diálogo social no fructifica antes de junio, el Gobierno podría dictar otro «decretazo» para solucionarlo
UGT rompió ayer la tradicional unión de acción sindical con CC.OO. y convocó unilateralmente una huelga general en el sector público para el próximo día 2 de junio para protestar por los recortes anunciados el miércoles por el presidente del Gobierno.
En esta convocatoria ... llaman la atención dos cuestiones. Por un lado, el llamativo protagonismo adquirido en este asunto por el sindicato socialista, que habitualmente ha ido a remolque de CC.OO. en los últimos meses en las reivindicaciones y movilizaciones contra el Gobierno en la reforma laboral y de las pensiones. Por otro, se dio la circunstancia de que la Federación de Servicios Públicos de UGT hizo pública esa convocatoria a primera hora de la tarde de ayer al mismo tiempo que los secretarios generales de UGT y de CC.OO., Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, explicaban en rueda de prensa en La Moncloa, tras reunirse con Rodríguez Zapatero, que no podían concretar qué movilizaciones emprenderán contra las medidas del Gobierno «hasta que no sean estudiadas y aprobadas por sus órganos internos», las cuales, «serán coordinadas, como siempre, entre ambos sindicatos».
De las declaraciones de Toxo y Méndez, visiblemente más serios y decaídos que otras veces, se deduce que no manejan la convocatoria de una huelga general en el país a corto plazo, a pesar de que dicen que “no descartamos nada”. La estrategia de estos sindicatos pasa por dejar que sean sus federaciones de servicios públicos quienes convoquen un paro general para satisfacer a aquellos ciudadanos que se siguen preguntando que qué más tiene que hacer este Gobierno socialista para convocar una huelga general en comparación con los paros llevados a cabo contra los gobiernos del PP. Además, la huelga del próximo día 2 de junio serviría de termómetro para evaluar una posterior convocatoria de huelga general en el país.
Asimismo, los sindicatos se quieren reservar el último cartucho de la huelga general por si más adelante, como parece, el Ejecutivo lleva a cabo otras medidas.
Mientras, a corto plazo, los damnificados por los recortes del Gobierno van a ser la reforma laboral y el Pacto de Toledo. Los sindicatos le han advertido a Zapatero de que el “campo de las negociaciones no es el mismo y se ha estrechado” y aunque afirman que mantienen intacto su interés por llegar a un acuerdo lo antes posible en materia laboral, “porque el país lo necesita”, lo cierto es que las discusiones con el Gobierno y la patronal van a tomar otro cariz. Incluso, podrían entrar en un túnel sin salida, lo que obligaría al Ejecutivo a llevar a cabo la reforma laboral mediante otro “decretazo”. La solución, en quince días.
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