Los secretos tecnológicos del búnker a prueba de hecatombes nucleares de Putin

En realidad, no es un búnker, sino una ciudad subterránea, «equipada con los últimos avances científicos y tecnológicos», explicó Solovei. Según estas informaciones, la construcción de este refugio habría corrido a cargo de la compañía de gas rusa Gazprom. Además, contaría con una subestación de alta tensión de 110 kilovatios. De hecho, hace unos días Alexey Arestovich, asesor de la Oficina del Presidente en Ucrania , reprochó al gobernante ruso que se oculte, «Putin se esconde en un búnker, y se hace la manicura, mientras su gente muere».

¿Pero son estas instalaciones verdaderas fortalezas inexpugnables? Javier Martínez, arquitecto y profesor del Máster en Diseño y Gestión de Proyectos Tecnológicos de la UNIR, apunta que «las armas antibúnker son bombas temporizadas que horadan el terreno y una vez que han alcanzado una cierta profundidad explosionan. Por ello, en este tipo de instalaciones siempre se buscan dos elementos principales: el soterramiento y la estanqueidad ». En el primer caso, la clave es conseguir la mayor profundidad posible. «Porque en toda explosión nuclear la zona de influencia de la onda expansiva es sobre superficie y unos escasos metros por debajo. El hándicap para fabricar estos búnkeres es que «a medida que vamos penetrando en el terreno la presión es mayor , de manera que eso obliga a incrementar el espesor del muro de hormigón». Ese espesor en una cimentación ligera varía de los 20 a los 30 centímetros, en una cimentación profunda nos vamos a los dos o tres metros.

Para facilitar su construcción, en búnkeres como el de Putin, que abarca una gran extensión, se suelen generar zonas de estancias, una suerte de habitaciones que se comunican por galerías que pueden ser estrechas y bastantes largas. La imagen que viene a la cabeza es la de un hormiguero blindado. Lograr la estanqueidad es el otro gran desafío en estas infraestructuras, ya que una vez que están cerradas se debe conseguir una hermeticidad plena. El material por antonomasia sigue siendo hormigón reforzado con armadura de acero, que da resistencia al material frente a la radiación. De ahí que, según Alfredo Muñoz, fundador del estudio de arquitectura Abiboo Studio , «desde un punto de vista estructural las características que se necesitaban hace cuarenta años para un búnker no han cambiado». Este experto defiende que «si estamos enterrados más de un metro normalmente estamos protegidos contra la radiación, el propio terreno es el que está absorbiendo esa radiación».

Pablo Schell, arqueólogo y especialista en fortificaciones , detalla «la megalomanía demostrada por Putin no es un caso único, Sadam Hussein tenía distribuido por todo el país búnkeres de gran tamaño para que sirvieran como refugio para él y su familia. Pero hay una diferencia entre refugios militares y civiles, y luego están los de mando que es una especialización del militar. Los militares se pueden hacer en el campo de batalla o en retaguardia y normalmente los civiles tienen una construcción más elemental. En países como Suiza y Suecia por ley es obligatorio que tengan su refugio toda casa o edificio. Asimismo hay refugios en edificios públicos y también se hicieron fábricas bajo tierra». Tenemos la ciudad subterránea de 250 kilómetros en el interior de un volcán de los Urales, en Rusia, con cientos de kilómetros, una de las minas más impresionantes del planeta de tierras raras. Muchos búnkeres se levantaron durante la Guerra Fría en los países de la Unión Soviética

Alfredo Muñoz cree que las instalaciones de la Guerra Fría se podrían aprovechar en este nuevo contexto, aunque recuerda que «se necesitan filtros para riesgos biológicos o la radiación que llega del exterior ». Este experto cree que en esta tecnología de filtros sí se han producido notables mejoras en los últimos años, así como en las técnicas que garantizan la autosuficiencia energética de las instalaciones. «Los nuevos filtros NBC y ULPA, eliminan toda partícula nociva», recalca Muñoz, quien recuerda que también es imprescindible «garantizar zonas de descontaminación a la hora de acceder al búnker».

El fundador de Abiboo Studio reconoce que la demanda de información sobre estas infraestructuras se ha disparado desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania. «Nuestro campo son construcciones para ambientes extremos y arquitectura espacial. Pero cuando empezó el conflicto teníamos llamadas todos los días de personas interesadas en informarse sobre nuestros búnkeres», explica.

Su estudio ha desarrollado dos tipos de búnker . El DBX que es una infraestructura de lujo que tiene una combinación tecnológica de solución prefabricada e ‘in situ’. Y puede contar con un jardín hidropónico, que actúa como un invernadero subterráneo. Este espacio resuelve uno de los principales retos de estos proyectos, la producción de alimentos, y reduce el consumo del agua. Es escalable y adaptable a las necesidades del cliente, y su construcción necesita unos doce meses. «Pero ahora preocupa la inmediatez, y hemos desarrollado un prototipo para hacer un búnker prefabricado, el Nomad Bunkers . Se puede transportar a cualquier parte del mundo e instalar en dos semanas. Puede tener una autonomía de un año, es más barato y puede estar para junio», explica Muñoz.

Putin está listo para atrincherarse. Y parece que la tecnología le da la razón. Pero su búnker no es el único que ha asaltado los titulares en los últimos días. Recientemente se supo que las fuerzas rusas buscan también buscan el búnker de mando de Zelensky para vengarse por el hundimiento del buque insignia Moskva. Su refugio es una edificación construida durante la época soviética, pero aún así es capaz de soportar los ataques nucleares, aunque la estrategia rusa pasa por utilizar los bombarderos Tupolev Tu-22M3, los mismos que han entrado en acción en Mariúpol, para lanzar bombas antibúnker que pueden perforar el hormigón unos tres metros. Y China también estaría desarrollando nuevo armamento antibúnker.  Después de todo, quizás nunca haya seguridad plena frente a la locura.