Bruselas propone un plan B

La carta de Van Rompuy se ha cruzado prácticamente con la del eje franco-alemán, aunque hay quien interpreta, seguramente con razón, que el sagaz negociador belga se ha esperado a conocer el resultado de las duras negociaciones entre Merkel y Sarkozy para poner las suyas a tono con lo que se puede suponer que será el eje básico del consenso final. Lo que el presidente del Consejo ha añadido es una lista de proposiciones, la mayoría de las cuales es complementaria con el espíritu del acuerdo del eje franco-alemán, sin abandonar del todo las pretensiones que comparten otros países del euro pero que Alemania no acepta, como la posibilidad de desarrollar, en el futuro y bajo condiciones, una fórmula de eurobonos. Por el momento, Van Rompuy propone un sistema de coordinación de las emisiones de deuda, para que cada gobierno notifique con antelación sus planes, de modo que se pueda supervisar el grado de endeudamiento, algo que probablemente no le gustará mucho a Francia. Sin embargo Van Rompuy repite la misma idea del pacto de París y propone adelantar a 2012 la creación del fondo de rescate permanente y, como novedad, dotarlo de una licencia bancaria, con lo que podría tener crédito ilimitado por parte del BCE. La idea de reforzar el papel del FMI a través de créditos bilaterales está recogida del acuerdo del último eurogrupo, con lo que es poco probable que provoque discrepancias.

Van Rompuy ha descubierto la vía de la reforma simplificada —sin necesidad de ratificación— a través de una modificación del protocolo 12 del actual tratado de Lisboa, según todo parece indicar como la pasarela que permitiría mantener a los 27 países miembros dentro del proceso. Así no sería necesario acudir al arriesgado mecanismo que han puesto sobre la mesa el dúo Merkel-Sarkozy para convertir la reforma en un acuerdo intergubernamental al que se sumarían los países del euro y del que quedarían fuera los demás o «aquellos que tengas dificultades para ratificarlo», por definición Gran Bretaña. De hecho, el primer ministro David Cameron ya advirtió ayer que no firmará ninguna reforma «si no se preservan los intereses británicos». En su carta, Van Rompuy también propone el proceso ordinario de reforma, pero advirtiendo que «tardará tiempo».

Van Rompuy ha compilado esta propuesta después de un proceso ultrarrápido de consultas con los Estados miembros, pero dejando ostensiblemente fuera de los mismos a la Comisión Europea , que es la institución que sale perdiendo por ahora en toda esta crisis. Sus portavoces se esforzaban ayer por recordar que precisamente la semana que viene entra en vigor el paquete de medidas de gobernanza que ya prevé la supervisión con sanciones del déficit presupuestario de los países miembros.