De rescate en rescate de bancos europeos
Desde que estalló la crisis en 2008, varios países han visto explotar literalmente sus sectores bancarios
ENRIQUE SERBETO
El esperado informe sobre la situación de la banca española dirá si Bankia es o no una particularidad en un sector financiero esencialmente sano , como insiste el Gobierno. Lo que sí está claro es que el sector bancario español no es una excepción ... respecto a los principales mercados europeos. Desde que estalló la crisis en 2008, varios países han visto explotar literalmente sus sectores bancarios (como Islandia o Irlanda) y sus respectivos Gobiernos han tenido que cargar con el peso de agujeros negros de dimensiones mucho mayores que la que se prevé en el caso de Bankia.
En algunos casos, como la respetable Holanda, todavía calificada como «triple A», han pasado con apuros el tsunami de la crisis financiera mundial pero todavía no ha hecho frente al acuciante problema de la burbuja inmobiliaria que representa una grave amenaza para todo el sector bancario holandés.
Muchos bancos que antes de la crisis eran paneuropeos se han visto forzados a vender todas sus inversiones en los países del Este para volver a ser entidades locales más pequeñas. Pero en algunos casos, como Reino Unido, ni siquiera eso era suficiente y el gobierno del entonces primer ministro laborista Gordon Brown optó por nacionalizar casi todo el sector. Como ha reconocido públicamente él mismo, «si los directivos de los bancos hubieran cobrado un 10% menos entre 2000 y 2007 los bancos británicos hubieran tenido un capital acumulado de 50.000 millones de libras, que es la cantidad que los contribuyentes han tenido que inyectar para nuestro sistema bancario».
La belga Fortis era en 2007 una de las 20 primeras compañías del mundo por beneficios y en cuestión de meses tuvo que ser troceada. Su parte holandesa fue nacionalizada, el núcleo belga de la entidad financiera fue recapitalizado con más de 15.000 millones de euros y cedida a Francia por un euro. Dexia, el otro gigante de la banca belga, lleva ya recibidos 45.000 millones de rescate y sus gestores creen quer necesitarán otros 10.000 millones para no poner en peligro las finanzas de muchos ayuntamientos de Bélgica y Francia, que son sus principales clientes.
Ni siquiera Alemania se escapa de la inestabilidad del sector financiero. Se calcula que el agujero puede llegar al 13% del PIB, especialmente a través de las cajas como Westlb que hace tres años transfirió activos tóxicos por más de 80.000 millones al Erste Abwicklungsanstalt, una especia de «banco malo» o el bávaro HypoVereinsbank que tuvo que ser absorbido por el gigante Unicredit.
La ventaja para las entidades alemanas (que tienen una exposición de 146.000 millones de euros en el mercado español) es que están respaldadas por una economía a pleno rendimiento que les permite ir digiriendo los errores cometidos durante los años de burbuja financiera. Siguen el camino que ya emprendió Suecia en los 80, que salió de una crisis descomunal tras limar el proverbial Estado del Bienestar, que es lo que está siendo laminado ahora en el resto de Europa.
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