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El Pacto de Toledo, desactivado, y los políticos, en campaña

El desafío de mayor envergadura que tiene España está en suspenso

La socialista Josefa Andrés, presidenta de la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo ABC
Susana Alcelay

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Dar estabilidad y solidez al sistema de pensiones es el desafío económico de mayor envergadura que tiene España, pero los políticos son incapaces de sacar de la contienda electoral este reto. Y no hay mucho tiempo. En poco más de tres años comenzarán a jubilarse las generaciones del «baby boom» (nacidos entre 1958 y 1977). Lo harán en una transición suave que tendrá su pico en 2042 con la incorporación de unos 723.000 potenciales pensionistas, lo que elevará el total a 15 millones, frente a los 8,8 millones actuales. Para entonces, el sistema debe tener unos pilares muy sólidos porque, de lo contrario, saltará por los aires. Hasta el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, reconoció que el sistema daba, si no se hacía nada, para 10 años como mucho.

¿Qué están haciendo nuestros políticos? Los desequilibrios no dan tregua, pero el acuerdo en el Pacto de Toledo tendrá que esperar; no parece que haya prisa. Sus señorías llevan camino de tres años deshojando la margarita en busca de un consenso que no llega que permita sostener las pensiones, pero son incapaces de entenderse. Solo lo han hecho en una ocasión y la única medida adoptada fue de más gasto.

Desde 2018 la revalorización de la nómina de los jubilados se ha ligado al IPC con el beneplácito de todos los grupos parlamentarios, aunque con el voto en contra de organismos nacionales e internacionales.

El pasado febrero, a las puertas de cita electoral de abril, la comisión del Congreso escenificó el desacuerdo que impidió a sus señorías recomendar al Gobierno una hoja de ruta que permitiera legislar y apuntalar las pensiones. Podemos rompió la baraja para no insuflar aire al PSOE con un acuerdo que hubiera podido rentabilizar en las urnas.

Al final, esta falta de entendimiento entre los políticos ha hecho que las pensiones vuelvan al terreno de la política y se usen como arma electoral. A las puertas de la campaña, Pedro Sánchez ya dio el primer paso y aseguró que subiría las pensiones con el IPC .

El Banco de España y diversos y variados organismos nacionales e internacionales siguen metiendo presión a España para que emprenda una nueva reforma que no llega. Los políticos, por ahora, han preferido mirar para otro lado.

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