Un pacto de mínimos en Madrid para pagar la cuenta de Mas en Cataluña
Zapatero dará luz verde al plan de rescate de la Generalitat en señal de agradecimiento al apoyo decisivo prestado por CiU para sacar adelante el nuevo acuerdo social y económico
Probablemente sea el único aspirante español al Premio Nobel pero eso no debería dar motivo para demostrar tan escaso conocimiento de las singulares relaciones que se mueven dentro de la alta política nacional. Andreu Mas-Colell se ha estrenado en el cargo de consejero de ... Economía de la Generalitat enmendando la plana a sus antecesores y tirando de la manta justo cuando más gélido se presenta el panorama. Descubrir de buenas a primeras que el desajuste fiscal de Cataluña es un 50% mayor que el previsto deja en muy mal lugar a José Montilla pero por encima de todo complica la vida a Artur Mas en su búsqueda desesperada de financiación autonómica.
El sonado triunfo de CiU constituía la mejor invitación para hacer tabla rasa y empezar a retirar los escombros heredados del nefasto tripartito. Para ello se imponía un poco de finura y algo de lustre a la hora de rellenar el gran agujero económico que envilece a Cataluña como la comunidad más endeudada de España. Ni Elena Salgado, en su papel ocasional de dama de hierro presupuestaria, ni mucho menos Carlos Ocaña, obligado a afilar todos los días las tijeras de podar, tienen ahora por dónde coger a los nacionalistas catalanes después de que su avezado profesor haya certificado que el déficit regional se eleva al 3,6% del PIB en lugar del 2,4% que estaba contabilizado en la estadística de Hacienda.
Cataluña se ha pegado un tiro en el pie y lo ha hecho en el peor momento de Zapatero, que necesita ahora todo tipo de apoyos para materializar su reciente vocación reformista. El verdadero examen de la economía patria no depende de las lecciones que pueda impartir el doctor de Minnesota sino de la garantía que aporten los peritos llegados desde Alemania. Aquí y ahora la única que pone nota es Angela Merkel y la canciller no se ha cortado un pelo en exigir al colega español que culmine con precisión germánica los deberes económicos y el ajuste fiscal necesario para evitar que nuestro país se convierta en el patito feo de la eurozona.
Rubalcaba tendrá que calarse de nuevo el casco de bombero para apagar los ánimos encendidos de CiU y buscar alguna argucia que permita al grupo catalán salir del laberinto en el que se ha metido. El portavoz nacionalista en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, no deja de pedir árnica a la plana mayor del Gobierno socialista con todo tipo de sutilezas e insinuaciones, incluyendo por supuesto la advertencia, que no traición, de propiciar elecciones anticipadas si Zapatero se queda cruzado de brazos y consiente que Cataluña se precipite a una suspensión de pagos.
En Moncloa creen que el embajador plenipotenciario de Artur Mas juega de farol porque el Molt Honorable no puede arriesgarse a facilitar la entronización de Mariano Rajoy con una mayoría absoluta como la que ahora vaticinan las encuestas. El problema es que el PSOE tampoco puede tentar la suerte, no vaya a ser que Íñigo Urkullu se canse de actuar como gregario de lujo y el PNV deje colgado de la brocha a Zapatero. El Gobierno necesita el respaldo de CiU casi tanto como los catalanes precisan la colaboración del Ministerio de Economía en el rescate financiero de la Generalitat, bien sea con sus propios medios fiscales, haciendo la vista gorda o, lo más factible, persuadiendo a alguno de esos banqueros siempre dispuestos a salir corriendo en auxilio del vencedor.
Las primeras caricias de la pareja de hecho entre socialistas y nacionalistas catalanes ha servido a Zapatero para sacar pecho con un acuerdo de pensiones que los altavoces de la propaganda oficial pretenden comparar con los Pactos de la Moncloa. A cualquier cosa llaman chocolate las patronas, que diría un castizo pero como ya adelantó Ignacio Fernández Toxo lo importante en estos momentos es calmar a los mercados con una buena foto de familia, una pasarela al estilo Hollywood donde todos pueden lucir sus mejores galas. Sin perjuicio de las próximas batallas salariales, los sindicatos se libran, por el momento, de morir matando con una huelga general indeseable, en tanto que Juan Rosell renueva la pose negociadora de una CEOE que pretende renacer de sus cenizas tras el incendio que asoló las bases de la patronal en la última etapa de Gerardo Díaz Ferrán. Hasta el PP tendrá que asumir su papel de convidado de piedra en un pacto social que no es garantía de nada pero tiene todos los ingredientes de lo políticamente correcto. ¿Dónde va Vicente?: Donde va la gente y a Zapatero sus amigos de CiU se las han puesto como a Fernando VII. De bien nacidos es ser agradecidos y a buen seguro que el Gobierno sabrá mostrar su generosidad con Cataluña. Aunque solo sea para que Mas-Colell pueda mantener intacta su candidatura al Nobel sin que Artur Mas tenga por menos que declararse en bancarrota.
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