La nacionalización
La frustración de la compra de Air Europa por Iberia supone, en la práctica, que el Estado la rescate
La versión más optimista dice que lo de Iberia y Air Europa no es una ruptura, que es un reinicio. La peor, que hay que buscar ya otro comprador. Lo cierto es que estamos ante una negociación complejísima en una mesa donde las fichas están ... completamente desordenadas por culpa de la patada que le dio la pandemia al sector. Los incentivos han cambiado radicalmente y, como siempre ocurre en toda negociación, hay elementos inmovilistas y oportunistas en juego.
La retirada de Iberia de la operación de compra supone, en la práctica, la nacionalización de Air Europa que quedaría en manos de su principal favorecedor, el Estado español. Como recordaba ayer el Ministerio de Economía, el Estado ha asistido a la compañía con más de 600 millones de euros. Esta cantidad se desglosa en el aval del ICO a un crédito sindicado por 140 millones y la inyección por la SEPI de otros 475 millones, de los cuales uno es un crédito normal de 235 millones, y el otro es un préstamo participativo de 240 millones.
La SEPI impuso a Air Europa el fichaje de un consejero delegado del gusto del Estado -Valentín Lago, exIberia y exVueling-, pero no de la familia Hidalgo. Su llegada no ha impedido que las pérdidas se agravaran con las distintas oleadas del Covid-19, incumpliendo el plan estratégico y, hoy, la empresa necesitaría un nuevo rescate del orden de 150 millones adicionales.
Iberia insiste en que la adquisición de Air Europa sigue teniendo sentido, aunque se queja de la inflexibilidad de Bruselas a la hora de contemplar las medidas de mitigación por la pérdida de competencia en determinadas rutas iberoamericanas. La Comisión Europea estaría trabajando bajo el supuesto de que volveremos a una situación prepandémica, como si aquí no hubiera pasado nada. Iberia ofreció 1.000 millones por Air Europa en 2019, bajó a 500 millones en enero de 2021, y ahora cree que la cifra es aún menor.
En Air Europa, el salvavidas del Estado también ha hecho mella. La compañía había alcanzado unos niveles de eficiencia importante antes de cerrarse la venta a Iberia, pero el rescate pandémico ha hecho que algunos de los grupos de interés (‘stakeholders’) crean que ahora pueden disparar con pólvora del rey de manera indefinida. Para más inri, se dice que Lufthansa, una oca alemana con el hígado inflado con dinero público, habría mostrado cierto interés en la operación.
La opinión pública se pregunta si Air Europa merecía el rescate con recursos de todos, y la opinión publicada si la acción del Estado no va a terminar beneficiando a Iberia de rebote. La necesidad de apoyo estatal al sector turístico es un argumento muy discutible, sobre todo cuando las compañías ‘low cost’ han demostrado que cuando hay rentabilidad, aunque ésta sea pequeña, el sector privado es capaz de desplegar su ambición y su ingenio de manera prodigiosa. jmuller@abc.es
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