Un Gobierno en la luna de «mucho ruido y pocas nueces»
«Tal cual explican desde el FMI, el sucesor (¿sucesora?) de Lagarde tendrá que contar sí o sí con el beneplácito de Trump»
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, junto a su homólogo norteamericano, Donald Trump
«Quien siembra vientos, recoge tempestades». Una sentencia refranera muy española que en política se olvida con mucha alegría. Más sensato y mejores frutos es trabajar en equipo, en busca de amigos. Porque si uno es lo suficientemente previsor y diligente para propiciar resultados o ... consecuencias favorables para uno mismo, lo lógico, y en principio lo más probable, es que disfrute finalmente de esos resultados. Si no, a atenerse a las consecuencias, que suelen ser contrarias a lo esperado.
Pues bien, estos días estamos asistiendo a una de las peores estrategias para la busca y captura de socios de Gobierno-país . Y no me refiero a los pactos entre partidos políticos españoles para no tener que volver a votar allá por noviembre (¡Dios mediante!), que también. En esta ocasión me refiero al marketing político del que tanto abusan en los últimos tiempos en este país. Unas maneras que fuera, en el exterior, no entienden. En concreto, las maneras de este Gobierno postmoción de censura que no termina de cuajar. Con 122 escaños se han propuesto, lo mismo, hasta volver a pisar la luna, aprovechando que estamos de aniversario.
El asunto es que las relaciones con Estados Unidos vuelven a estar en un momento delicado. No es de extrañar, porque tradicionalmente los gobiernos socialistas de este país -y no quiero generalizar- suelen cuadrar poco con las políticas de asuntos exteriores del otro lado del Atlántico, y si además dirige el país la facción republicana, pues apaga y vámonos. Y en esas están ahora. Hasta el punto de que el máximo dirigente de la Casa Blanca , Donald Trump, ha hecho llegar a oídos del presidente Sánchez que no quiere a nadie al otro lado de la mesa con tintes morados. Un mensaje que se le trasladó, dicen, vía Embajada y que parece haber calado, porque lo de ceder Ministerios al líder de Podemos, Pablo Iglesias, está siendo muy discutido. Largas, le han dado todas y más.
Pero mientras tanto, otros (más bien, otras) hacen la guerra por su cuenta. Como muestra, un botón. Bueno, dos, porque la ministra de Economía, Nadia Calviño , se ha unido en los últimos tiempos al mensaje de su compañera de gabinete, la titular de la cartera de Hacienda, María Jesús Montero , respecto a la necesidad de poner en marcha cuanto antes la dichosa tasa Google, haya o no acuerdo entre todos los países miembros de la Unión para implementarla o no, pero en el seno de la OCDE, tal y como estaba previsto. Unas declaraciones que han enfurecido al propio Trump .
El presidente norteamericano está convencido de que la postura española supone actuar al margen del consenso internacional y es un ataque frontal a las multinacionales digitales norteamericanas, como Apple, Facebook o Amazon. No en vano, el pasado jueves, aprovechando la reunión del G-7 ( Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Italia y Francia ), los Estados asistentes, a pesar de sus más que diferencias, lograron un pacto de mínimos en la controvertida fiscalidad de los negocios digitales. Así, aunque no lograron consensuar una tasa Google, sí acordaron avanzar en «cambios» tributarios que propicien un tratamiento «justo», tanto para las grandes compañías tecnológicas como para los países donde operan aún en el caso de que sea sin presencia física.
Haciendo oídos sordos a la más que posible explosión de ira de Trump -más si cabe cuando no hace ni una semana que Francia aprobaba también por su cuenta y riesgo un impuesto a las mismas compañías y fue «convenientemente» amenazada con un procedimiento de investigación que podría desembocar en una subida de aranceles a productos franceses-, ambas ministras han mantenido su posición, y se reafirmaron en la intención del Ejecutivo de implantarlo en cuanto eche a andar la nueva legislatura. Un pulso en toda regla a la Administración Trump que a más de uno -una- puede salirle muy caro, al margen de los problemas que le pudiera acarrear vía aranceles a sectores exportadores a Estados Unidos.
Me refiero a la manida estrategia de la que hablaba. Lo mismo alguno piensa que si consiguió con cierta facilidad el éxito de una moción de censura puede conseguir con idéntico final todo lo que desee. Y la ministra Calviño acaba de medio reconocer que sí ha hablado con el presidente del Gobierno en funciones sobre la posibilidad de optar a lo más alto de la cúpula del FMI tras la renuncia de Christine Lagarde al cargo para presidir el BCE, aunque no ha aclarado en qué términos.
Pues... veremos porque, tal cual explican desde el organismo internacional, el sucesor (¿sucesora?) de Lagarde tendrá que contar sí o sí con el beneplácito de Trump para ser ratificado en el cargo. EE.UU. tiene derecho a veto y puede esgrimir perfectamente, por ejemplo, que la ministra española tiene apenas un año de experiencia como tal, en un Gobierno en funciones para más inri y sin actividad legislativa.
«La ley de la cosecha es cosechar más de lo que se siembra. Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino». James Allen «dixit». ¿Y el Gobierno ? En la luna.