Por qué Elon Musk congela ahora la compra de Twitter

Musk volvió a sacudir a los mercados con un mensaje -en Twitter, dónde si no- en el que anunciaba que paraba en seco la compra. «El acuerdo está suspendido temporalmente mientras llegan detalles que confirmen el cálculo de que las cuentas ‘spam’ o falsas representan de hecho menos del 5% de los usuarios», escribió. Hacía referencia al último informe trimestral de la red social, difundido a finales del mes pasado, en el que se recogía la estimación de que este tipo de ‘bots’, cuentas falsas o ‘spam’ están por debajo de ese umbral. La propia compañía reconocía que la estimación se hace con un muestreo de cuentas y que «el número real de cuentas falsas o ‘spam’ puede ser mucho mayor de lo estimado».

El mensaje de Musk se lanzó antes de que abrieran los mercados. La negociación previa mostraba ya caídas tremendas para la acción de Twitter ante el giro de guión del que asoma como próximo propietario. Cuando abrió la bolsa, el valor registró un batacazo próximo al 10% (finalmente quedó en 9,75%). Musk tardó un par de horas en asegurar, de nuevo por Twitter, que seguía «comprometido» con la operación , con tiene firmada en un contrato. Tras la sacudida inicial y el intento posterior de aportar tranquilidad, los exégetas del mercado y del ‘universo Musk’ buscaban entender qué pasa: ¿Se arrepiente de la compra y busca una excusa para salir de la operación? ¿Trata de renegociar las condiciones para obtener un acuerdo más beneficioso?¿Busca ganar tiempo?

Lo que es indiscutible es que las circunstancias de la operación se han enrarecido en las últimas semanas. Además del asunto del porcentaje de cuentas falsas, Twitter vive otras turbulencias. Esta misma semana, dos altos ejecutivos abandonaron la compañía . Mientras ellos aseguraban que fueron despedidos, el consejero delegado, Parag Agrawal, lo retrató como una salida. También dijo cosas más preocupantes: que Twitter ha impuesto la congelación de contrataciones dentro de una política de recorte de gastos y que la red social no estaba cumpliendo con sus objetivos de crecimiento de usuarios y de ingresos.

Como está ocurriendo en general en el sector tecnológico, las acciones de Twitter están en declive. El día anterior al anuncio de suspensión de Musk estaban a 45,22 dólares, muy por debajo de la oferta de 54,20 dólares por acciones que interpuso el multimillonario. Ayer cayeron más: a media jornada estaban por debajo de los 41 dólares y al cierre definitivo la acción perdió un 9,7% a 40,81 dólares.

Pero hay más problemas que afectan a la operación. Musk adquirió la condición de hombre más rico del mundo por la revalorización de las acciones de Tesla, la compañía que ha revolucionado el sector de la automoción con sus vehículos eléctricos. Buena parte de su riqueza se ha esfumado sin embargo en los últimos meses por el desplome bursátil de la compañía: cuando Musk inició a comienzos de año su asedio a Twitter con la adquisición del 9% de la compañía la acción de Tesla estaba en 1.145 dólares; ayer, pese a que subió con fuerza por la noticia de las dudas de Musk sobre la operación, estaba por debajo de los 780. Esto tiene su importancia porque el multimillonario ha orquestado la operación a partir del músculo que le ofrece Tesla: parte de la financiación está basada en préstamos personales en los que pone como colateral acciones de la compañía de vehículos eléctricos . Además de que ya ha vendido acciones de Tesla por valor de 8.500 millones de dólares para emprender la compra de Twitter y podría necesitar volver a echar mano de esas acciones, que ahora valen mucho menos.

Musk ha dicho que busca «arreglar» Twitter para convertirlo en una verdadera «plaza pública» , donde todas las opiniones puedan tener hueco (lo que implica también acabar con el veto a Donald Trump). Pero quizá eso sea más complicado de lo que él creía. La moderación de contenidos es muy compleja y tiene poco sentido financiero. El acuerdo de compra tiene una cláusula de salida de mil millones de dólares. Pero no sería tan sencillo como que el hombre más rico del mundo dijera adiós a ese dinero. La redacción del contrato dificulta la ejecución de ese cláusula y Twitter podría obligarle a seguir adelante con la compra si Musk no puede demostrar que hay cambios en la arquitectura financiera de la operación.

Quizá lo que busque Musk es una rebaja del precio de la operación y utilizar el porcentaje de cuentas falsas como una justificación. Podría argüir que hay un cambio material adverso en la situación real de la compañía para abrir la puerta a una renegociación de las condiciones. Pero es difícil para el magnate decir que era una circunstancia que, como comprador, desconocía. Ha comentado con frecuencia el problema de la presencia abundante de ‘bots’ en la red social . La última vez con reporteros en la gala del Museo Metropolitano de Nueva York la semana pasada.

Sea por un intento de huida de Elon Musk o por una búsqueda de cambio de precio a la baja, lo que habrá por delante es un largo baile entre el multimillonario, el consejo de administración de Twitter, los inversores que se han sumado a la operación y sus respectivos ejércitos de abogados.