Economía se reúne en secreto con analistas para intentar neutralizar el pesimismo en torno al fondo UE

La última oleada de informes sobre la economía española ha revelado un creciente escepticismo entre los analistas respecto a la aportación real de las millonarias inversiones del Plan de Recuperación - nada menos que 70.000 millones de euros en ayudas a fondo perdido - al PIB español.

En líneas generales, lo que ha ocurrido en los últimos meses es que los principales institutos de análisis españoles han pasado de asumir la previsión gubernamental de que la ejecución de los fondos europeos aportaría más de dos puntos de crecimiento en 2021, algo que finalmente no sucedió en buena medida por los tremendos problemas para ejecutar los fondos, a mirar con una desconfianza casi absoluta su potencial para impulsar la economía y asignarle apenas unas décimas en sus previsiones de crecimiento para 2022.

El deslizamiento de la percepción de los analistas desde el entusiasmo hasta el escepticismo respecto a los fondos europeos ha debido preocupar en Economía. Hasta el punto de que, según confirman fuentes presentes en el encuentro, el Ministerio pidió pista en la última sesión del GACE para realizar una presentación en la que los funcionarios de la Dirección General de Análisis Macroeconómico pusieron todo su empeño en explicar los canales, por los cuales los fondos europeos estarían llegando a la economía real.

Según estas mismas fuentes, Economía hizo hincapié en la existencia de un efecto favorable sobre la economía ya desde el momento en que se autoriza la aplicación de los fondos , aunque éstos no hayan llegado aún de manera efectiva a las empresas o al resto de los agentes, ya que en su opinión la movilización de las partidas ya genera decisiones por parte de los potenciales beneficiarios. También insistió en que el decalaje desde que se autoriza el gasto hasta que el dinero llega a las empresas es el habitual en el tráfico presupuestario, y que no tiene por qué generar desconfianza.

El asunto constituye una de las grandes sombras de la gestión gubernamental de los fondos europeos. Hacienda decidió dejar de proporcionar datos sobre las transferencias efectivas de recursos del Plan de Recuperación a las empresas el pasado mes de agosto, después de que aflorara que hasta ese mes apenas había sido capaz de pagar 104 de los 5.000 millones de euros comprometidos, un 2%. El apagón estadístico desde entonces no sólo ha impedido evaluar hasta qué punto el dinero está llegando a las empresas, sino que también ha alimentado la desconfianza en torno a las cifras oficiales de ejecución.

El último informe sobre el particular realizado por la CEOE , que está haciendo un seguimiento diario de las licitaciones, adjudicaciones y contrataciones realizadas con cargo al Plan de Recuperación, apuntaba que el Estado solo había sido capaz de ejecutar de manera efectiva una cuarta parte de los fondos que le correspondía movilizar; y que se ignoraba qué parte de ese dinero había llegado de manera efectiva a los agentes económicos. La suma de todos estos factores ha erosionado la aportación que los analistas atribuyen a los fondos europeos en sus previsiones de crecimiento. Ya no es solo que revisión tras revisión minimicen el impacto a corto plazo de los fondos europeos sobre el crecimiento, lo que podría explicarse por los bajos datos de ejecución, es que también han revisado a la baja el efecto multiplicador que pueden tener sobre el comportamiento de la economía. Así lo han hecho, entre otros organismos, la Autoridad Fiscal y el Banco de España.

Esa corriente de desconfianza es la que está tratando de atajar el Ministerio de Economía, que incidió en la reunión en que el Gobierno considera más importante gastar bien el dinero que gastarlo rápido.

Un año después de la aprobación del Plan de Recuperación la perspectiva de los economistas respecto a su aportación a la economía española ha variado de manera radical. Mientras hace un año todas las previsiones apuntaban a una aportación muy significativa - alrededor de dos puntos - al crecimiento en 2021 y 2022, que luego se diluía un tanto en 2023; ahora admiten una aportación nula o casi inapreciable y proyectan una aportación modesta este año, que alcanza más importancia en 2023 y aún continúa en 2024 , si bien de forma mucho más moderada.