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La doble moral del Gobierno con China: sí al comercio y veto a las inversiones

El Ejecutivo limitó la entrada de capital foráneo para proteger a las energéticas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibió al de China, Xi Jingping, en La Moncloa en noviembre de 2018 AFP
Daniel Caballero

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China es ya un gigante que atrae y asusta a partes iguales. Su influencia económica se deja sentir como «fábrica del mundo» pero también como un inversor «dopado» por capital público. Por ello, nadie quiere quedarse al margen de las oportunidades que supone la expansión de este país. Incluida España. En este sentido, el Gobierno lleva año y medio potenciando a nivel institucional y empresarial las relaciones comerciales y diplomáticas con este territorio. En público y a la vista de las cámaras todo son buenos ojos para China pero, en privado, el Ejecutivo suma tiempo ya maniobrando para cubrirse de su influencia en cuanto a las inversiones que realiza . Por ejemplo, con la aprobación por decreto de la normativa antiopas pensando principalmente en el capital chino y su capacidad para acometer compras importantes en Bolsa o lanzar opas sobre empresas estratégicas.

Las intenciones vienen de tiempo atrás, desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa vía moción de censura. En noviembre de 2018 comenzaron los guiños españoles al país asiático. Su dirigente, Xi Jinping , visitó España y el presidente español le brindó todos los honores y más. Tres días de encuentros al más alto nivel de los que salieron, particularmente, una veintena de acuerdos empresariales. Primer gran acercamiento bajo luz y taquígrafos.

En octubre de 2019 los aranceles de Donald Trump al campo español culminaron el viraje hacia Asia. La Secretaría de Estado de Comercio empezó entonces a intentar derivar a las compañías españolas hacia Oriente, con la mirada puesta en China. Las compañías exportadoras recibieron de buen grado el impulso. Fuentes del Club de Exportadores destacan que siempre ha habido muy buenas relaciones con China; y que es un mercado con mucho potencial. Una postura compartida desde entornos cercanos al Ejecutivo.

Ahora, la crisis del Covid-19 ha dado el empujón definitivo a España hacia ese país, desde el punto de vista comercial. Sin ir más lejos, Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, -junto a Xiana Méndez, secretaria de Estado de Comercio- se reunió la semana pasada con su homólogo chino para estrechar lazos en estos tiempos sobre material sanitario y exportaciones. Los datos de estos últimos años no mienten; la tendencia a potenciar ese mercado es clara. Hemos pasado de exportar allí 2.663 millones en 2010 a 6.800 millones este pasado ejercicio. Asimismo, las importaciones también se han disparado en ese periodo de los 18.916 millones a 29.154 millones, incrementando sobremanera el déficit comercial. Uno de los objetivos, también, de explorar cada vez más el mercado chino radica en reducir esa balanza comercial tan negativa para nuestro país, visto el potencial que dicen que tiene el territorio.

Pese a todo, sobre las inversiones el asunto es bien distinto y aflora la doble moral . En mayo de 2019, el Gobierno invitó a cuatro representantes de Estados Unidos para que compartieran su experiencia de veto sobre la llegada de capital foráneo, pensando en el procedente de China. Ya entonces España trabajaba en trasponer la normativa europea sobre el control y vigilancia de la inversión de fuera de la Unión Europea, que habría de estar en vigor para este octubre. Sin embargo, el Covid-19 y su golpe a las cotizaciones en Bolsa han acelerado las maniobras del Gobierno. Sánchez limitó al 10% la inversión extracomunitaria en cotizadas estratégicas para que ninguna cotizada que presta servicios esenciales quede a tiro de opa.

«Operaciones habituales»

Según ha podido saber ABC, las restricciones -que también se extienden a las filiales europeas de matrices extracomunitarias- se hicieron pensando particularmente en el sector energético y la amenaza que supone China. « Es habitual que en estas circunstancias haya quien busque hacerse con participaciones relevantes en cotizadas» , indican desde un gran despacho de abogados español. Hay sociedades a «precio de ganga» que pueden resultar muy atractivas durante esta crisis . Como muestra de cómo han caído los precios, la cotización del Ibex 35, que a cierre de este jueves se había hundido un 19,09% desde el 2 de marzo.

Entre las empresas clave que se buscaría proteger estarían algunas como Iberdrola o Naturgy, que tan lastrada han visto su cotización; e, incluso, Red Eléctrica. El Estado, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) , posee el 20% de esta última empresa, nunca pudiendo bajar ese porcentaje del 10%. Y aunque ya existen duras limitaciones a la entrada de accionistas de control en la sociedad, que hacen casi imposible que la empresa dejara de estar bajo mando del Estado, con la normativa antiopas se buscaría reforzar aún más si cabe esa posición por el tradicional interés chino en este sector. En este sentido, cabe recordar que el gigante chino ya intentó hacerse con el 20% del operador eléctrico alemán 50Hertz a través de State Grid; la operación fracasó por los movimientos que acometió Berlín. En Portugal, esa misma sociedad ya posee el 25% del operador REN y China Three Gorges intentó abordar la eléctrica EDP lanzando una opa que quedó en nada.

Así las cosas, Europa, hasta que alumbró hace relativamente poco la normativa de restricciones a la inversión extranjera -realizada también pensando en China-, permanecía con sus empresas en situación vulnerable. Y todavía hay quien considera que los límites marcados y las directrices dadas a los Estados son insuficientes parar lograr blindar el tejido empresarial esencial, así como que han llegado demasiado tarde.

Sin movimientos a la vista

Varias fuentes financieras apuntan a que, de momento, no ha habido movimientos extracomunitarios sobre cotizadas españolas, aunque sí hay fondos de inversión que se mantienen alerta. Estas semanas las grandes operaciones e intereses corporativos han quedado en «standby», hasta que el temporal amaine. Las intenciones previstas antes de esta crisis se han paralizado y desde los despachos de abogados apuntan a que se han frenado particularmente inversiones de extracomunitarios, prevenidos por el veto del Ejecutivo español y a la espera de comprobar si podría extenderse o endurecerse todavía más.

El Gobierno, de momento, ha logrado mantener alejado al capital chino, tan deseado para unas cosas -comerciar- y tan temido para otras -inversión-.

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