Directivos de Rumasa, entre los clientes que invirtieron dinero negro en pagarés

En total, 716 inversores depositaron 147 millones opacos al Fisco

JAVIER CHICOTE

La estafa que la Audiencia Nacional imputa a José María Ruiz-Mateos, Teresa Rivero y sus seis hijos varones superaría con creces las cantidades oficiales. La familia de empresarios reconoció ante el juez Pablo Ruz haber captado 337 millones de euros en pagarés , ... pero los investigadores no les creen, ya que hay al menos otros 147 no declarados a Hacienda, según apunta el último auto que ha dado a conocer el magistrado. ABC ha tenido acceso a documentación y testimonios que detallan toda la operativa de las inversiones en dinero negro, que se realizaban en los conocidos como «banquitos» de Jerez de la Frontera (Cádiz) y Madrid.

Entre los 716 clientes que según los investigadores de la Policía pudieron invertir sin pasar por Hacienda hay varios directivos de Nueva Rumasa. En las hojas de la contabilidad «B» los clientes aparecen identificados con siglas, nombres de pila o un único apellido. Pero, como es habitual en estos casos, siempre hay un documento guía que revela las identidades de los interesados, como el que hoy revela ABC y que está en poder de la Fiscalía Anticorrupción.

Índice de inversores

Bajo el título «Siglas clientes Madrid» aparece un hombre clave en la estructura financiera del dinero negro que manejaba Nueva Rumasa: «MS», es decir, Manuel Sánchez Marín. Imputado el pasado 25 de enero, fue director general de Administración de Rumasa y en los últimos años se ha encargado de recoger el dinero negro de los inversores y hacerles los pagarés en su despacho del número 55 de la calle Diego de León, la sede del «banquito» de Madrid.

Sánchez Marín, como el resto de la cúpula directiva de Nueva Rumasa, también era inversor del grupo. Los directivos cobraban gran parte de sus sueldos en negro, así como las comisiones, que solían ir directamente a estas cuentas privadas y opacas a Hacienda, donde recibían unos intereses de un 10 o un 12% anual a los que no se les aplicaba la correspondiente retención.

Junto al nombre de Sánchez Marín está el de su hija, Silvia Sánchez, que también trabajaba para Nueva Rumasa; el marido de esta, Javier Sánchez-Asiaín; las dos hijas de la pareja, otro hijo del directivo de Nueva Rumasa y un cuñado. Toda la familia tenía cuenta en «B», incluido el suegro, que aparece con la aclaración «ya fallecido», al parecer porque su dinero aún no había sido recolocado.

El nombre que encabeza la lista es el de Antonio Isla Mingorance, que ha sido el director de toda el área de hoteles del grupo Nueva Rumasa. Según el testimonio de un testigo protegido de la Fiscalía, Isla invertía su dinero y el de sus colaboradores. «Juntos sumaban seis millones de euros en negro», sostiene la citada fuente.

Estos directivos, que han perdido gran parte de su dinero, son ahora víctimas de una presunta estafa a la que ellos mismos contribuyeron.

Captores de dinero

En el listado, que despeja todas las dudas sobre las identidades de estos «inversores VIP» —se les pagaba varios puntos de interés por encima de otros clientes dada la cercanía hacia la familia Ruiz-Mateos— hay varios «conseguidores». Se trata de comerciales que captaban capital en dinero negro a cambio de una comisión.

El más importante de ellos es «Rubio» (Sergio del Pozo), que se movía en una escala superior, muy por encima de otros como «Montes». «Rubio» invertía algunas cantidades para sí, pero la mayor parte era de sus clientes. Los Ruiz-Mateos no conocían la identidad de muchos de ellos, ya que «Rubio» trataba con ambas partes por separado. Todo se contabilizaba como si fuera suyo.

También figura Ramiro Mascareñas, cuyo cometido era recaudar dinero de distintas órdenes religiosas, a las que se acercaba con la carta de presentación del ferviente catolicismo de los Ruiz-Mateos. Mascareñas es yerno de una exdirectiva de Nueva Rumasa, Carmen Lovelle, que fue vicepresidenta del Rayo Vallecano. Otro de los personajes clave de la estructura financiera de Nueva Rumasa que aparece en el citado documento es Juan Álamo Ramón, nada más y nada menos que la persona que dirigió todas las emisiones legales de pagarés, las que permitieron a nueva Rumasa recaudar más de 300 millones de euros provenientes de 4.110 inversores.

Por último, según los testimonios que ha recogido ABC de ex empleados que están colaborando con la investigación de la Audiencia Nacional, Juan Álamo cobraba una comisión de un uno por ciento de cada pagaré que se emitía, lo que suma más de tres millones de euros, aunque es muy probable que no haya recibido todo ese monto de capital por las enormes deudas que dejó Nueva Rumasa cuando se hundió, en febrero del pasado año.

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