Las contradicciones económicas de Hollande
Del fin de la austeridad a los primeros recortes. La política económica del líder francés se da de bruces con la realidad
juan pedro quiñonero
La política económica del socialista François Hollande comienza por ser esquizofrénica: decir una cosa, pensar otra y hacer una tercera. «Restauración» de la jubilación a los 60 años, acompañada de subidas de las cotizaciones de patronos y asalariados . Subida del salario mínimo y ... búsqueda urgente de 7.000 millones de euros. Creación de 6.000 puestos en la enseñanza y subidas masivas de impuestos. El programa electoral de Hollande, elegido presidente el pasado 6 de mayo en plena tormenta financiera, anunciaba unos 5.000 euros de nuevos gastos para 2012, y unos 20.000 millones de gastos suplementarios, a lo largo de su mandato presidencial, que termina en 2017.
Para poder cumplir los compromisos presupuestarios europeos, el candidato Hollande anunció que Francia aplazará hasta 2017 el equilibrio presupuestario , con un déficit del 4 ó 4,5% en 2012 y un déficit del 5,2% en 2013. Hollande preveía un crecimiento muy optimista, del 1,7 o el 2% en 2013, muy superior al anunciado por el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y la Comisión Europea.
Para relanzar la economía francesa sin romper el pacto presupuestario europeo, firmado por toda la zona euro, el candidato Hollande avanzó estas promesas : rechazar y renegociar el pacto, aplazar a 2017 el equilibrio presupuestario previsto por la convergencia fiscal, lanzamiento de euro obligaciones, propuesta de un nuevo pacto de responsabilidad, gobernanza y crecimiento, modificar el BCE, fundar un nuevo «federalismo presupuestario europeo».
A dos meses escasos de su elección, todas las promesas europeas están en el aire , en cuarentena, y todas las promesas económicas nacionales comienzan a cumplirse con las peores perspectivas posibles.
La Inspección General de Finanzas, dependiente del Ministerio de Economía, ha filtrado a Le Figaro y Le Nouvel Observateur, dos «recomendaciones» oficiosas hechas al Gobierno, sugiriéndole que, en verdad, Francia necesitará consumar unos 50.000 millones de euros de recortes del gasto público en cinco años, cifra que pudiera elevarse hasta los 100.000 millones, si el crecimiento y los ingresos económicos del Estado no evolucionan favorablemente.
Hollande y su primer ministro, el veterano Jean-Marc Ayraut, experto en Alemania, han convocado varias reuniones restringidas del Gobierno, para comenzar por confirmar la «congelación inmediata» del gasto, durante los próximos tres años. «Congelación» que coincide, paradojicamente, con el anuncio simultáneo de nuevos gastos y nuevos impuestos. Ayraut ha pedido a sus ministros que vayan preparando recortes del 13% en todos sus presupuestos para el año que viene.
Cuatro días antes de la renovación de la Asamblea Nacional, indispensable para poder legislar, el primer Gobierno Hollande anunció la medida electoral y popular (¿populista?) de la restauración parcial de la jubilación a los 60 años de edad , para quienes hayan realizado trabajos penosos y hayan cotizado durante toda su vida laboral. En total, esa reforma «solo» afecta a unas 100.000 ó 110.000 personas, cada año.
Esa restauración muy parcial de la jubilación a los 60 años costará unos 1.100 millones de euros en 2013 y ascenderá a otros 3.000 millones durante los próximos cuatro años. ¿Cómo hacer para pagar esa nueva factura? Subiendo las cotizaciones de patronos y trabajadores «por un montante similar».
Tras la elección de la nueva Asamblea Nacional, con mayoría parlamentaria absoluta, el gobierno Hollande anunció una nueva medida «simbólica»: a partir del 1 de julio, el salario mínimo subirá hasta los 1.425 euros, una subida del 2%, acompañada de una batería de nuevos impuestos : subida del impuesto sobre la renta, fin de las exoneraciones fiscales por horas extraordinarias, impuestos de nuevo cuño para grandes empresas, impuesto sobre las transacciones financieras...
Reforma fiscal
Se trata, solo, de las primeras subidas conocidas, que pudieran ascender a unos 7.500 millones de impuestos suplementarios, antes de los presupuestos de Estado de 2013. Está prevista una gran reforma fiscal, que deberá entrar en vigor el año próximo . El candidato Hollande había anunciado el fin de la austeridad. El presidente Hollande ha comenzado por pedir a sus ministros unos primeros recortes, por un montante de unos 1.000 millones de euros, acompañados de subidas de impuestos y congelación del gasto durante tres años.
Antes de llegar al Elíseo, Hollande prometió la creación de 150.000 empleos para jóvenes, más la creación de otros 60.000 puestos de trabajo en la enseñanza nacional. ¿Cómo hacer para financiar esas promesas? El candidato nunca entró en muchos detalles durante la campaña. Pero el presidente ha comenzado por anunciar la creación de unos 6.000 nuevos empleos en la enseñanza nacional, el próximo otoño. Por ahora, nadie sabe cómo se financiarán.
Por el contrario, tras la Inspección de Finanzas y la Comisión europea, el Instituto Nacional de Estadísticas (Insee) ha lanzado una nueva y severa advertencia al presidente.
Según el Instituto, las perspectivas de crecimiento para los próximos años son mucho más negras de lo previsto por el candidato Hollande, que había «apostado» por un crecimiento del 1.7%, en 2013. Según el Insee, el año que viene la economía francesa apenas crecerá un 0.2 o un 0.3%. Dicho de otro modo: los ingresos del Estado serán mucho más bajos de lo esperado, mientras los gastos (servicio de la deuda, prestaciones sociales, etcétera) habrán aumentado considerablemente.
Según el Insee el poder adquisitivo de los franceses sufrirá graves recortes . Los 13.700 millones de subidas de impuestos de los últimos años de la presidencia Sarkozy se han traducido en una pérdida importante de la riqueza de las familias, más empobrecidas. La nueva política económica del presidente Hollande amenaza con seguir empobreciendo a las familias francesas.
Durante los próximos meses, las subidas de impuestos, los recortes forzosos y la congelación del gasto público se traducirán en nuevas caídas del poder adquisitivo de los franceses, que pudiera agravarse con relativa rapidez. A corto plazo, la subida del precio del tabaco y los combustibles, las facturas del gas y la electricidad se agravarán con un incremento espectacular del paro.
Los sindicatos han hecho llegar al gobierno un informe excepcional, denunciando las amenazas que pesan sobre varias decenas de millares de puestos de trabajo, en u n rosario de empresas amenazadas por la crisis . El Insee confirma tales previsiones, subrayando dos puntos cruciales: «El poder adquisitivo de los franceses bajará fuertemente el 2012». «El paro continuará agravándose, como nunca visto, desde los años noventa del siglo pasado».
Reforma fiscal
A primeros de año, Standard & Poor’s (S&P) rebajó la nota de Francia, quitándole su triple A, que todavía conserva, provisionamente, entre otras agencias de calificación. La prensa financiera subraya, desde hace meses, que Francia está «vigilada». Si el presidente Hollande no ofreciese garantías presupuestarias, durante el próximo trimestre la calificación de Francia entraría en una zona de riesgos , cuando los intereses del servicio de la deuda (superior al 90% del PIB) ascienden ya a los 49.000 millones de euros anuales. Esa factura pudiera agravarse. Sarkozy había previsto subastar unos 200.000 millones de euros de deuda en 2012. Hollande quizá necesite mayor financiación. El paro y el empobrecimiento nacional pudieran agravarse si esas deudas y facturas no reciben una respuesta presupuestaria creíble en la escena internacional.
Francia ha vivido más de treinta años «chutándose» con deuda pública, financiando a crédito un bienestar amenazado. Ha llegado la hora de pagar deudas, recortar el gasto, aceptando un empobrecimiento quizá inexorable.
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