Autónomas, una fuerza económica imparable

Sin embargo, la trayectoria empresarial no es precisamente idílica. Desde que inician la actividad hasta que se jubilan, las autónomas se enfrentan a obstáculos añadidos. Superada la falta de cultura emprendedora en sus entornos más cercanos, las dificultades de acceso al crédito constituyen el primer freno evidenciando los estereotipos de género que se siguen manteniendo en los procesos de concesión de préstamos. Un estudio de National Women´s Business Council pone blanco sobre negro y establece que las mujeres emprenden con un 50% menos de capital que los hombres.

Ante recursos tan limitados, las empresas no nacen en condiciones óptimas de competitividad y no se realizan inversiones en aspectos tan importantes como la publicidad, el marketing y la utilización de las herramientas tecnológicas adecuadas. Por este motivo, el retorno es mucho menor y la rentabilidad disminuye ostensiblemente.

Su situación se complica sobremanera cuando deben conciliar la vida personal y profesional. La gestión del tiempo deviene imposible en muchos casos, provocando estrés laboral, una de las principales causas de cese de actividad en el trabajo autónomo. Es evidente que los pilares que sustentan este grave problema son la falta de corresponsabilidad, y un sistema que no ofrece medidas concretas ni coordinadas para erradicarlo. Y olvida, además, el coste personal y económico que suponen el cierre de cientos de negocios en nuestro país sin causa económica que lo justifique. Mucho más que el gasto que conllevaría articular políticas activas que incidieran directamente en el problema.

Al amparo de una estrategia territorial que permita optimizar todos los recursos existentes y evitar duplicidades, ATA apuesta por el incremento del permiso de paternidad, por la flexibilidad de los horarios en los centros públicos infantiles para niños y niñas de 0 a 3 años y ayudas para sufragar parte del gasto que suponen los privados, así como potenciar la figura de las Madres de Día que tan bien funcionan en otros países de la Unión Europea.

Y, por supuesto, favorecer la segunda oportunidad de forma real con una ampliación regional a 24 meses de la tarifa plana -60€/mes- para las autónomas que se reincorporan tras el cese por maternidad.

No obstante, y aunque parezca improbable visto el escenario, cada día son más las que consiguen mantener el equilibrio, consolidarse y crecer. Les cuesta progresar, no cabe duda, ya que encuentran la misma piedra en el camino con la que tropiezan al inicio: una financiación insuficiente, muy inferior a la que consiguen los hombres. Patrón que se repite en todos los países, por supuesto también en España. Pero están más formadas y mejor preparadas que nunca y eso se nota en la solidez y la permanencia de sus negocios.

Desde el Área de Mujer de ATA queremos poner en valor la importancia de las autónomas en la economía de nuestro país, su fuerza y su liderazgo. En la actualidad suponen el 35,6% del total del RETA; sin embargo, padecen invisibilidad, lo que impide que sean modelos de referencia para otras personas emprendedoras. Los apoyos que reciben son insuficientes y el sobresfuerzo que realizan en ningún caso está compensado. Por todo ello, y con el peso que nos da nuestra representatividad, reivindicamos sin descanso en todos los foros los cambios que deben acometerse para conseguir que se ofrezcan las mismas oportunidades a hombres y mujeres. De esta forma, se podrá progresar no sólo en términos estrictamente empresariales y de riqueza y empleo, sino en la construcción de una sociedad justa, inclusiva y feliz.

Candelaria Carrera Asturiano es coordinadora del Área de Mujer de ATA