El Gobierno de Cristina Kirchner se queda con el 25% de la telefonía móvil 3G

A Telefónica le mandó un mensaje que puede interpretarse como amenaza implícita de intervención : «Vamos a seguir trabajando para resolver el tema de integración monopólica que nos preocupa... Queremos que la competencia sea lo que prime y no la concentración». El ministro apuntó a la adquisición de Telefónica de España de una porción de Telecom Italia, que también opera en Argentina.

De Vido anunció que suspendía la privatización prevista para licitar el porcentaje mencionado del espectro radioeléctrico, porque únicamente cumplía los requisitos una empresa «y los argentinos –añadió- estamos hartos de los monopolios». Se trata de la firma Claro, en manos del mexicano Carlos Slim que, de ese modo, pierde la oportunidad de acceder a las frecuencias de las que se desprendió Telefónica en el año 2005 tras fusionarse Movicom y Unifón en Movistar. La compañía que preside César Alierta tomó esa decisión por imperativos legales .

De Vido se anticipó a las lecturas inmediatas de la noticia y aseguró que en el Gobierno argentino, «no hay un problema con la actividad privada». Asimismo, anunció que el control estatal de una cuarta parte de la telefonía móvil se hará, a partir de ahora, a través de la compañía estatal AR-SAT que actualmente desarrrolla la TDT (Televisión Digital Terrestre).

En los dos últimos años esta empresa ha recibido subsidios del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por un monto de 4.878 millones de pesos (en torno a los 850 millones de euros). Si El Estado quiere desarrollar su red de telefonía 3G deberá invertir en torno a los 160 millones de euros.

Carlos Pagni, columnista del diario La Nación recordaba ayer jueves en su columna que AR-SAT «está en manos de Guillermo Ruso, un militante de La Cámpora», la agrupación que fundó Máximo Kirchner, el hijo de la presidenta y que, cada día, ocupa mayor número de puestos donde hay poder y flujo de dinero, aunque se trate de subsidios.