Amancio Ortega apuesta por REE y REN, los gestores de los sistemas eléctricos de la Península

La inversión realizada en REE ha sido de unos 450 millones de euros y de otros 190 millones en el caso de la portuguesa REN. En la primera, los títulos están a su nombre, mientras que en la segunda, en el de Pontegadea Inversiones.

En el caso de REE, es el segundo mayor accionista de esta compañía, participada en un 20% por el holding estatal SEPI. El tercer accionista es Blackrock, con un 3%. En el de REN, también es el segundo mayor accionista.

Amancio Ortega también entró en diciembre de 2019 en el capital de Enagás , el gestor del sistema gasista nacional, con otro 5%. En este caso, ese porcentaje es el máximo permitido para cualquier accionista. Invirtió unos 280 millones de euros.

Tanto REE como Enagás son consideradas por los inversores compañías estables que, al recibir unas remuneraciones fijas (aunque se han recortado este año), ofrecen unos dividendos seguros.

El artífice del éxito de Zara o Massimo Dutti amplía, de esta forma, la paleta de inversiones financieras que ha puesto en práctica ya que Pontegadea lleva desde 2002 penetrando en Portugal. Hasta tal punto que hoy su cartera inmobiliaria totaliza 250 millones de euros.

El giro indica que se trata de «inversiones concentradas en infraestructuras que siguen los mismos criterios que hasta ahora, es decir, activos de calidad, con un retorno previsible, en mercados de alto nivel y destinadas al desarrollo de la actividad económica por otras empresas», de acuerdo con las directrices difundidas por la propia sociedad.

Pontegadea es un conglomerado familiar del propietario de marcas como Pull & Bear, Oysho, Bershka o Zara Home, que detenta el 59,29% de las acciones de la compañía. También ha entrado en otro terreno, naturalmente con una posición preeminente. Y es que se hizo con el 9,99% de Telxius, una filial de Telefónica especializada en infraestructuras tecnológicas.

El impacto en Portugal del diseño financiero ibérico de Amancio Ortega no se ha hecho esperar y las acciones del buque insignia luso de la energía vieron cómo su valor se incrementaba un 0,21%, lo que en el parqué de Lisboa se interpreta como un claro termómetro de que la operación se ha fraguado de forma satisfactoria.