Los bonus vuelven a crecer en Wall Street seis años después de la crisis
La adicción al dinero de algunos brokers de la bolsa de Nueva York llevó al colapso al sistema financiero en 2008
Los bonus vuelven a crecer en Wall Street seis años después de la crisis
Ya de por sí ansiosos, los brokers de Wall Street lo están especialmente estos días. En enero y febrero se anuncian los bonus que las entidades financieras de todo tipo entregan a sus empleados y directivos por su gestión del año previo. Las grandes cifras ... han vuelto a la meca de la especulación y con ella lo que a muchos les esclaviza: la adicción al dinero.
«En mi último año en Wall Street [2010] mi bonus fue de 3,6 millones de dólares y estaba enfadado porque no era suficientemente grande», ha relatado en el »New York Times» un antiguo bróker, en una impresionante confesión. «Tenía 30 años, no tenía hijos que criar, ninguna deuda que pagar o meta filantrópica en mente. Quería más dinero exactamente por la misma razón que un alcohólico necesita otro trago: era adicto». Sam Polk asegura que, porque había luchado previamente contra el alcoholismo y la drogadicción, fue capaz de darse cuenta de la dependencia que le creaba el querer siempre ganar más, a veces solo por desear superar la cifra que recibían otros colegas: envidia, avaricia…
Puede ser un cuadro extremo, pero la película « El lobo de Wall Street» ha vuelto a llevar a Wall Street a hacer una cierta introspección. También la hubo tras el colapso financiero de 2008 y, sin embargo, las ganancias rápidas y las recompensas desorbitadas de quienes operan transacciones de valores en pantallas de ordenador está recuperando poco a poco el terreno perdido. Un estudio liderado por la escuela de negocios de Stanford ha constatado que cuanto mayor es el salario, más dice la gente que le importa el dinero.
Bonus de 14,7 millones de dólares
El jueves fue anunciada parte de la prima que recibirá el consejero delegado de Goldman Sachs a cuenta de su gestión de 2013. Lloyd C. Blankfein cobrará un bonus en acciones por valor de 14.7 millones de dólares. Si se le suma la cantidad en metálico que probablemente le corresponderá –alrededor de 6 millones de dólares–, y los dos millones de su salario, la retribución total llegará a los 23 millones de dólares, un 9,5% más que los 21 millones de dólares que percibió en 2012.
Esto queda lejos de los 68,5 millones de dólares que Blankfein se llevó a casa en 2007, antes de la crisis, pero desde aquel momento de inflexión los bonus están creciendo de nuevo a pasos rápidos. En 2009, el de Blankfein fue de 9,8 millones de dólares, casi todo pagado en acciones; ahora llegará posiblemente a 21 millones.
A raíz de las investigaciones parlamentarias sobre la causa del crack financiero, las normas aprobadas por la Securities and Exchange Commission (SEC), la comisión del mercado de valores de Estados Unidos , están llevando a severas multas por infracciones. Además, la indicación de que parte de los bonus de los altos directivos sean en acciones y estas no puedan venderse hasta dentro de varios años, se supone que debe impedir la asunción de excesivos riesgos que pongan en peligro el valor de la propia compañía.
El regulador intenta prevenir
Con las medidas puestas en marcha por la SEC, presidida ahora por Mary Jo White, y la Autoridad Regulatoria del Sector Financiero (Finra), «algo como lo de Stratton Oakmont [la compañía de Jordan Belfort, el defraudador interpretado por Leonardo di Carpio en la película de Scorsese] no debería poder producirse», asegura en privado un alto cargo del Fondo Monetario Internacional. No obstante, advierte que si la vigilancia hubiera funcionado correctamente, «tampoco debía haberse llegado donde se llegó con las hipotecas basura» que condujeron al crack. Por lo que es crítico con la alegría con que las firmas financieras han retomado el reparto de premios a sus empleados.
Por citar otros grandes nombres, además del de Goldman Sachs, Jamie Dimon, el consejero delegado de JPMorgan Chase, ha recibido un incremento de paga del 74%, después de que el año pasado su bonus quedara restringido a 11,5 millones de dólares como castigo por la multa de 920 millones que la firma tuvo que pagar por vulnerar reglas, en lo que se conoció como «la ballena de Londres» (pérdidas mil millonarias ocasionadas por el «trader» Bruno Iksil).
Por su parte, James Gorman, consejero delegado de Morgan Stanley , ha sido premiado con acciones por valor de 5 millones de dólares, el doble que en 2013. Falta saber la parte en metálico que recibirá. Su salario también se duplicó y alcanzó los 1,5 millones de dólares.
En su confesión pública, Sam Polk, hijo de un vendedor de muebles de cocina y de una enfermera reflexionaba sobre la ética de tales cifras. «Hice más dinero en un solo año que mi madre en toda su vida. Sabía que eso no era justo, que no era correcto. Sí, era listo, bueno con los números. Tenía talentos remarcables. Pero al final no hacía nada realmente. Estaba en el mercado de derivados, y el mundo difícilmente cambiaría si los créditos derivados dejaran de existir. No así con las enfermeras. Lo que había parecido normal, ahora me parecía complemente deformado».
Polk está ahora organizando una suerte de Adictos a las Riquezas Anónimos, para los ricos que creen que no tienen bastante. Y de esos, asegura, hay unos cuantos en la «tóxica cultura» de Wall Street, donde el mantra es: «somos más inteligentes y trabajamos más duro que nadie, así que merecemos ese dinero».
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