Obama no puede con Wall Street y se estanca en la reforma financiera

En cinco año sólo ha implantado el 40% de las normas anunciadas tras el inicio de la crisis

Obama no puede con Wall Street y se estanca en la reforma financiera abc

maría g. picatoste

Al tiempo que en 2008 Barack Obama llevaba a cabo su campaña electoral y se imponía en las elecciones presidenciales, Estados Unidos se encontraba sumido en su peor crisis financiera desde la Gran Depresión. En esta ocasión la recesión fue desatada por la caída de ... Lehman Brothers, el rescate a AIG y una larga retahíla de incidentes relacionados con las negligencias de diversas instituciones financieras de EE.UU.

Apremiado por las circunstancias, Obama prometió entonces endurecer el control sobre Wall Street y su gusto por las prácticas arriesgadas con el objetivo de prevenir crisis futuras. Sin embargo, en los cinco años que lleva al frente de la política estadounidense, Obama no ha podido avanzar en este frente tanto como desearía.

El trabajo del Gobierno de Obama ha sido ralentizado por un cúmulo de circunstancias al que contribuye la presión del partido republicano y los lobbies que defienden los intereses de Wall Street, quienes claman por una menor intromisión del Gobierno. También ralentiza el proceso la descoordinación entre las agencias encargadas de desarrollar e implementar los diferentes capítulos de ley Dodd-Frank, la ley de reforma de Wall Street y de Protección al Consumidor aprobada en 2010.

A menos de un mes del quinto aniversario de la quiebra de Lehman Brothers, Obama congregó el pasado lunes en la Casa Blanca a los representantes de diferentes agencias económicas. La agenda de la reunión fue sencilla porque Obama tenía una única petición que hacer a sus colegas de entidades como la Reserva Federal, la Oficina de Protección Financiera del Consumidor y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, entre otras. La escueta, pero compleja solicitud era que hicieran un mayor esfuerzo por coordinarse y consensuar la definición de las reformas sobre el funcionamiento de Wall Street y así acelerar su ritmo de implantación.

Con prisa, sin pausa

Obama se ha visto obligado a apretarles las tuercas debido a su ineficiente labor, ya que en los tres años que han transcurrido desde la rúbrica de la ley Dodd-Frank, estas agencias solo han completado un escaso 40% del total de las provisiones de la reforma y han transgredido las fechas límite para el 60% restante.

Aunque la ley no estableció un límite temporal para la redacción y aprobación de las reformas, los expertos no esperaban que se fuera a demorar tanto. Como señaló en 2010 un estudio del bufete de abogados internacional Davis Polk & Wardell, para completar la fase de implantación de la mencionada ley los legisladores debían desarrollar cerca de 250 nuevas normas en un periodo de entre 6 y 18 meses. Por ello, que más de 36 meses después el progreso alcanzado no llegue ni a la mitad ha obligado al presidente Obama a repensar su estrategia y aumentar la presión sobre los responsables de la reforma.

Antes de la reunión, un portavoz de la Casa Blanca explicó a la agencia Reuters la importancia de que las agencias reguladoras resistan la influencia negativa ejercida por los grandes bancos para diluir la intensidad de las reformas. A Obama le preocupa que esos bancos sean una amenaza a la endeble estabilidad económica del país. Mientras tanto, a sus rivales políticos les parece que el peligro es el posible efecto de una reforma mastodóntica e incomprensible, tal y como indicó Jeb Hensarling, el republicano al frente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes.

Además de los esfuerzos de Obama para azuzar la reforma, su equipo está barajando emprender acciones legales contra las empresas responsables de la crisis de 2008. Esto fue confirmado por el secretario de Justicia de Estados Unidos, Eric Holder, quien explicó al «Wall Street Journal» que aconseja a cualquiera que haya infligido daños a los mercados de EE.UU. que no piense que están «fuera de peligro a causa del paso del tiempo».

Por otro lado, algunos expertos han propuesto al presidente que mantenga reuniones mensuales con los reguladores y que obtenga más fondos para garantizar que estos agentes pueden desempeñar su trabajo. Uno de ellos fue Dennis Kelleher, el presidente de la organización sin ánimo de lucro Better Markets, dedicada al control y denuncia de las malas prácticas de las instituciones bancarias. «Solo un nivel consistente de liderazgo e involucración del presidente podrán revertir los constantes ataques de Wall Street, que es lo que ha matado, debilitado y retrasado tanto la reforma financiera», afirmó Kelleher a Associated Press.

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