Nadal supera la prueba

Más que el resultado, importaban las sensaciones que transmitía Nadal, que ha pasado unos días complicados después del principio de apendicitis que le dejó sin fuerzas en China. A base de antibióticos ha tratado la enfermedad y queda pendiente de una intervención , que podría llegar incluso después de Basilea. De hecho, todo apunta a que este será el último torneo de su temporada y que se ausentará de París-Bercy y de la Copa de Maestros.

Nadal no tuvo demasiada exigencia, pero el rato que estuvo en la pista se comportó bien. Sin sonrisas, expuesto a los focos porque todos sus movimientos están siendo analizados, ofreció una imagen seria para desactivar a un rival que marcó el transcurso del encuentro tanto para lo bueno como para lo malo. Terminado el primer set, un 6-2 sin mayor historia, Nadal se fue a la silla con un solo error no forzado por los diez del italiano.

A fin de cuentas, el número tres del mundo hizo lo que tenía que hacer. Admitía su recelo en la previa más por él que por su rival, 75 de la ATP y sin demasiado pedigrí en la actualidad, pero salió un lunes redondo, poco exigido en un pulso desnivelado desde el primer intercambio. Bolelli, agresivo y con buenos ángulos con el revés a una mano, comprobó que medio Nadal es suficiente. Su próximo rival saldrá del cruce entre los franceses Pierre-Hughes Herbert y Edouard Roger-Vasselin.