parís-bercy | final
Demasiado Djokovic para Ferrer
El serbio, que sueña aún con el número 1, se proclama campeón en París después de ofrecer su mejor versión ante un Ferrer que falló en los momentos decisivos (7-5 y 7-5)
enrique yunta
Novak Djokovic también gana en París-Bercy , un campeón desatado que mantiene el sueño de terminar el año como número uno. El serbio, intratable en esta fase de la temporada, estalló en el pabellón francés al derrotar a David Ferrer por 7- ... 5 y 7-5 en una fantástica final, un pulso precioso en el que se vio un tenis de altísimo nivel. De este modo, todavía puede acabar en lo más alto después de arrebatarle la corona a Ferrer, que defendía título y ha completado una semana notable. [Así lo hemos contado]
Son ya 17 triunfos consecutivos , enésima lección de orgullo desde que perdió la final del US Open contra Rafa Nadal. Djokovic enlaza títulos en Pekín, Shanghái y París y llega lanzado a Londres, en donde también defiende la Copa de Maestros. Contra Ferrer necesitó su mejor versión y despertó desde la adversidad , obligado a reaccionar después de un inicio volcánico del español.
El alicantino, que suspira por mantener el número tres a final de temporada, mantuvo la misma tónica que le llevó a triunfar en las semifinales contra Rafa Nadal, un partidazo para recordar. En París, en el París rápido y cubierto, Ferrer ha escrito la página más bonita de su carrera y estuvo muy cerca de repetir hazaña. Tenía enderezado el pulso, pero permitió que Djokovic despertara para cerrar el primer set a lo grande.
Mandaba Ferrer, que tiene piernas y muchísimo talento, a veces poco valorado por la magnitud de sus rivales. Vive en una era de genios y él compite como el que más, arrollador en los primeros compases con esa derecha invertida. Desde el primer intercambio, que tuvo 27 golpes, se intuía la grandeza de la final , que regaló puntos soberbios. El mejor, una dejada asombrosa de Ferrer para romperle el saque a serbio en el quinto juego del primer parcial después de un sinfín de raquetazos.
Sirvió para que el español controlase con buen criterio el set, impecable desde el fondo de la pista. Alternaba ángulos, controlaba bien con su servicio y apenas cometía errores. Era Ferrer en estado puro, alma competitiva, salvaje tenista en busca de su segundo Masters 1.000. Y tenía 5-4 para cerrar el primer set .
Su problema fue Djokovic, que es, sencillamente, una bestia sin control. Despertó y se llevó por delante al español, una tormenta de tenis, 16 de 18 puntos consecutivos para apuntarse la primera manga por 7-5 . En 52 minutos, y después de una reacción primorosa, el balcánico tomó la delantera cuando casi nadie contaba con ello.
Es el jugador más en forma del momento, impulsado por una fortaleza mental comparable únicamente a la de Rafa Nadal. Porque Djokovic ganó jugando muy bien y gestionando infinitamente mejor las situaciones de riesgo, impulsado de nuevo en el segundo set cuando Ferrer sacaba con 5-4 a su favor. Calcado el guión, idéntico desenlace, misma reacción volcánica para cambiar por completo el panorama.
Ferrer lo hizo casi todo bien, pero ese casi es lo que le penaliza. Hay honor en su derrota, incuestionable el mérito, pero desaprovechó dos oportunidades magníficas y no se puede conceder nada a alguien como Djokovic. Pudo ganar, pudo revalidad el título, pero no lo hizo porque se encogió a la hora de rematar. Esta vez la gloria le corresponde a Djokovic, campeón con mil vidas y empeñado en demostrar al mundo entero que es el número uno. Sólo Nadal se lo discute y le cita desde el lunes en Londres, en la Copa de Maestros.
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