nadal, campeón del us open
Nadal, un campeón sin límite
Más agresivo, el español se supera en Nueva York en el año más exigente y ya apunta a los 17 grandes de Roger Federer
enrique yunta
De la final de Nueva York, basta una secuencia para comprender cómo es Rafa Nadal. Se compite al máximo, una guerra encarnizada entre dos raquetas que no tienen piedad. Se compite por un Grand Slam , el último de la temporada y que lleva la ... carga simbólica del número uno, posición que defiende Djokovic aunque el mejor del momento, sin duda, sea Nadal. Se compite a lo grande, con 23.000 personas asombradas por el espectáculo, tanto que incluso la Reina Sofía sacó su móvil para hacer fotografías de la película. Ahí, en pleno debate, Rafa Nadal se trastabilla, pierde el equilibrio y cae de forma aparatosa. Hasta el último instante, y ya en el suelo, trata de impactar a la bola, un imposible. Y mientras todo el mundo suspira, prolongado el «ohhhh» en la grada, el español se levanta en un segundo y retoma la pelea para, al final, conquistar su segundo US Open (6-2, 3-6, 6-4 y 6-1), que supone el decimotercer grande de su carrera. Ese es Rafa Nadal, un campeón sin límites, leyenda en vida que desata pasiones en cualquier rincón del planeta.
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Nadal gana siendo Nadal, reconocibles todas sus virtudes, probablemente el competidor más asombroso que ha existido. Después de un primer set de matrícula, pierde el paso cuando Djokovic reacciona a lo grande en el segundo y el encuentro parece que se lo va a llevar el serbio porque también manda en el tercer set. Djokovic, con un set por barba, se puso 2-0 y 30-40 al resto en el tercero, una autopista hacia el cielo después de peloteos interminables, puntos que llegan hasta los 54 golpes. Luego, con 4-4, tiene un 0-40 que parece definitivo y más viendo las sensaciones que emite Nadal, muy lejos del tenista del inicio. Pero es imposible que se rinda y en su despertar arrasa con todo, capaz de sobreponerse al incomodísimo viento y a las bombas que le envía su enemigo. Aprieta los dientes, exhibe su puño y evidencia que Nadal, el Nadal de siempre, es ahora mucho más agresivo con su tenis.
Cambio de estilo
Ahí radica buena parte de su éxito, la constante evolución de un jugador que se ha reinventado cientos de veces para superar todo tipo de adversidades. Hace un año, Nadal estaba en Mallorca recuperándose de una lesión que le tuvo siete meses y pico fuera de las pistas, preocupado porque su rodilla izquierda sufría demasiado. Junto a su equipo, entendió que necesitaba cambiar algo, adaptarse a la nueva situación porque el cuerpo no aguantaba tanta tralla y el resultado es el tenista de hoy, mucho más veloz a la hora de acabar los puntos, siempre al ataque cuando antes masticaba mucho más el peloteo. «Así corre menos y resuelve antes», indica Toni Nadal.
Djokovic sufrió las consecuencias en una final maravillosa, una oda al tenis en todos sus lances. El serbio, visiblemente roto, felicitó a su rival después de la entrega 37 de una rivalidad histórica y, después de las felicitaciones de turno, resumió su visión del pulso: «La clave estuvo en el 0-40 en el cuatro iguales del tercer set, en ese momento él empezó a jugar mejor. Yo no creo que hiciera nada que estuviera mal en estos puntos, pero él no cometió un error», comentó, asombrado por la evolución de Nadal. «Trece torneos de Grand Slam para un chico que tiene 27 años es increíble. Todo lo que ha logrado hasta ahora en su carrera es algo que todo el mundo debe respetar, no hay duda al respecto. Es sin duda uno de los mejores jugadores de tenis que he visto nunca».
En el reparto de piropos, Nadal también es generoso. Sabe lo que supone ganar a Djokovic y más en una pelea de este tipo, que encima escondía un premio de 2,7 millones de euros, el más alto de la historia de este deporte. En la memoria del balear, las siete finales perdidas contra el serbio entre 2011 y Australia de 2012, otro desafío superado, otro muro que ya no existe para él. «Me lleva a límites extremos en mi juego, es un jugador impresionante». «Lleva una carrera fantástica, va a ser uno de los mejores de la historia de este deporte, este año y los siguientes», comentó el campeón a pie de pista.
El día después, con cientos de portadas reflejando la felicidad del héroe, el vestuario se pregunta hasta dónde puede llegar Rafa Nadal. A bote pronto, roza el número uno, que queda a sólo 120 puntos, y la gente especula con la posibilidad de que alcance a Roger Federer, el jugador con más grandes de la historia. El suizo, en un ocaso evidente, lejos ya de las guerras que protagonizan Nadal, Djokovic o incluso Murray, acumula 17 y el español tiene 13. Entre los dos, Pete Sampras con 14, objetivo inmediato. «Este significa mucho para mí, 13 es un número maravilloso. Esta es la temporada más emotiva de mi carrera», confiesa el mito, un competidor definitivo, el héroe de España.
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